Guacamaya verde, vital dispersora de semillas

Conservación Internacional, organización preocupada por el medio ambiente, visibilizó el papel de la guacamaya verde, como una especie clave en la dispersión de semillas y la salud de los ecosistemas en Chiapas.

Esta ave presenta su característico plumaje verde azulado y frente rojo escarlata.

Su presencia se mantiene en bosques, selvas tropicales y costas. Aunque es considerada una especie en peligro de extinción.

Peligro

La guacamaya verde (Ara militaris) ocupa el sexto lugar en tamaño entre las 17 especies que hay en América. Se distingue por tener desnuda la piel de alrededor del rostro donde tiene de cinco a seis líneas de plumas pequeñas de color rojo carmesí formando estrías; su pico es grande, fuerte y curvo terminando en punta y con lengua carnosa; la cola es muy larga y puntiaguda. Es de percha erguida, piernas cortas pero fuertes y sus pies tienen dos dedos hacia el frente y dos hacia atrás (zigodáctilos).

Hembras y machos son del mismo color. La frente y plumas de las mejillas son rojo escarlata; el cuerpo es principalmente de tonos verdosos con azul; la coronilla, nuca y espalda son verde limón; el cuello, garganta, pecho, vientre, muslos, y costados son verde olivo. Las plumas cobertoras y secundarias de las alas son color verde olivo oscuro y las primarias azul turquesa, al igual que la rabadilla y la cola, con las cobertoras superiores rojas. Por abajo y al vuelo, las plumas de la cola se ven amarillas y las alas se ven verde olivo mate, mientras que las plumas primarias y secundarias amarillas. Su gran pico es color negro mate. Su piel de la zona desnuda en la cara es de blanca a rosada, el iris en el adulto es amarillo a café claro lechoso y las patas son gris oscuro.

Mide entre 67.5 y 75 cm de longitud total (se han registrado de hasta 80 cm), el largo de sus alas mide entre 37.5 a 36.9 cm y pesa aproximadamente 900 gr.

Importancia cultural y usos

En México viven dos especies de guacamayas, la verde (Ara militaris) y la escarlata (Ara macao); ambas especies han sido conocidas desde épocas prehispánicas y desde entonces han sido explotadas de forma intensiva. Estas vistosas aves llaman la atención principalmente por el extraordinario colorido de su plumaje y a que, adiestradas, son capaces de imitar el habla humana provocando lazos afectivos con las personas. No solo las plumas han sido objeto de comercio entre las culturas prehispánicas, si no que el ave misma ha sido codiciada como mascota desde hace siglos.