Guacamayas verdes, extirpadas de su territorio

La guacamaya verde, una especie que está, prácticamente, extinta en Chiapas y que sus últimos avistamientos ocurrieron por el año de 1952, ha tenido una recuperación paulatina con la crianza controlada, por lo que esto da cierta esperanza en la conservación de estos ejemplares que son emblemáticos para Chiapas, puntualizó Pedro Aguilar Aragón, curador general de Exhibición de Fauna Silvestre en el Zoológico “Miguel Álvarez del Toro”, en Tuxtla Gutiérrez.

En entrevista con Cuarto Poder, dijo que en el ZooMAT -en los últimos meses- lograron la reproducción y desarrollo de tres animales, los cuales gozan de buena salud y tienen una supervisión diaria. Hay, en promedio, 15 ejemplares que pueden observarse por la población que visita el inmueble.

De acuerdo con el curador, las guacamayas buscan espacios como la selva baja caducifolia o mediana, además de sitios áridos. Lo preocupante es que estas zonas ya están impactadas.

Lo que viene

El plan que se tiene con las guacamayas más jóvenes, explicó Aguilar Aragón, es integrarlas al grupo reproductor, debido a la importancia que tienen al interior del zoológico, pero, también, para la biodiversidad local. “Es una especie que fue extirpada de Chiapas, tenemos un registro histórico del 52 -en el siglo pasado- hecho por don Miguel Álvarez del Toro”, después de eso no se han reportado nuevos avistamientos.

A fin de entender el gran esfuerzo que se ha hecho para tener tres nuevos ejemplares y lo que significan para el ZooMAT, puntualizó el curador general, es necesario revisar el registro actual de estos ejemplares en vida silvestre, los cuales se presentan al norte de Oaxaca. Antes de que se afectara su espacio natural, estuvieron distribuidos desde Chiapas, por toda la vertiente del Pacífico y hasta el norte de Argentina, sin embargo su territorio se ha fragmentado.

Tarea interinstitucional

Criar a tres guacamayas ha implicado un esfuerzo titánico por parte del personal, debido a que en los primeros tres meses las aves estuvieron bajo condiciones controladas en temperatura, humedad y alimentación especializada para su óptimo desarrollo.

Todo el proceso de vigilancia, remarcó, se hace hasta que los ejemplares se hacen independientes, es decir, pueden consumir sus alimentos por sí solos, toda vez que requieren del apoyo de sus madres para el desarrollo.

Cruce entre guacamayas

Una vez que una pareja está establecida, la reproducción es, relativamente, sencilla. Aguilar Aragón mencionó que el problema es que se encuentren ejemplares que sean compatibles, toda vez que estas aves, antes de tener a sus descendientes, eligen a su acompañante dentro de un grupo amplio.

En la naturaleza la guacamaya requiere de una o dos hectáreas para desplazarse sin ningún problema para obtener su alimentación; en el ambiente en el que se mueven, tienen dos temporadas muy marcadas: la de lluvia y la sequía, toda vez que en esas fechas se tienen que desplazar para conseguir su alimento.

Finalmente, el curador general no descartó que con el paso de los años, una vez que el grupo reproductor esté consolidado y que se cuente con un espacio natural adecuado, se puedan hacer liberaciones de guacamayas verdes en su hábitat natural. El reto mayor es que dichos sitios se han destruido con el paso de los años.