Todos los años, como lo manda la tradición, días antes del 12 de diciembre, miles de peregrinos de diferentes partes de Chiapas arriban a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez para visitar la iglesia de Guadalupe, donde acuden a la virgen; cumplen su manda y llevan un mensaje de agradecimiento.
La devoción es evidente en los rostros de cansancio de niños, adolescentes así como de hombres y mujeres que, sin importar las condiciones del clima a lo largo de varios kilómetros, acuden a solicitar un favor celestial.
En su andar retratamos los rostro conmovidos pero también extenuantes de los católicos, que llevan entre sus brazos grandes efigies religiosas, destacando la virgen morena, pues para muchos fieles es un símbolo muy importante y es considerada una protectora de México.
Mandas
Ericka Moreno y su hija Verónica han recorrido varios kilómetros, desde la comunidad de Julián Grajales perteneciente a Chiapa de Corzo, desde hace 12 años participan en la peregrinación a la iglesia de Guadalupe, la principal intención es agradecer un año más de vida y pedir por la salud de Verónica quien padece una condición que la hace estar en una silla de ruedas.
Por su parte, doña Amparo Espinoza, de 75 años y originaria de Tuxtla, ha peregrinado desde hace seis años sola, su edad no fue un impedimento para lograr caminar varios kilómetros hasta la iglesia.
Con sinceridad dijo que este año en especial se ha trasladado hasta el recinto para pedir por su salud, pero también destacó la paz, no solo en Chiapas sino en el mundo.