Hongo moní: tesoro gastronómico zoque

Hongo moní: tesoro gastronómico zoqueUna tradición culinaria que fortalece la identidad cultural zoque. Cortesía

Con la llegada de las lluvias, el hongo moní, tesoro gastronómico del pueblo zoque, reaparece a las afueras de los mercados de Tuxtla Gutiérrez, donde vendedores lo ofrecen como parte de una tradición culinaria que fortalece la identidad cultural y dinamiza la economía local.

El hongo zoque, mejor conocido como moní, se cosecha en zonas rurales del estado, especialmente debajo del árbol nativo llamado nangaño, este producto comestible es una joya temporal que reaparece con las primeras lluvias.

Vendimia

Desde muy temprano, vendedores se instalan en las afueras del mercado “Juan Sabines Gutiérrez” para ofrecer este producto que, más allá de su sabor, representa una conexión directa con las raíces indígenas del estado.

“Este hongo lo traemos desde Copoya. Lo recolectamos al amanecer, después de las lluvias. Solo crece debajo del nangaño y hay que saber dónde buscarlo”, explicó Mercedes López Flores, comerciante.

El hongo zoque puede encontrarse en tonos blanco o café, y es sumamente versátil en la cocina; se puede freír con ajo, preparar en tamales, caldos o guisos tradicionales.

Su alto valor nutricional y su sabor terroso lo han convertido en uno de los productos más buscados durante los meses de junio y julio.

“Muchos lo llevan para hacer caldo, con epazote y chile. Es muy sabroso y además saludable. La gente ya sabe que cuando llega la lluvia, llega el hongo”, señaló.

Hongos comestibles

De las casi 400 especies de hongos comestibles en México, más de la mitad se encuentran en Chiapas, y el moní es uno de los más emblemáticos por su estrecha relación con la cultura zoque.

Su recolección y venta no solo ayudan a preservar el conocimiento ancestral, sino que también impulsan la economía de muchas familias que dependen de su comercialización.

Además del mercado “Juan Sabines”, puede encontrarse en otros puntos de la ciudad como los centros de abasto del “5 de Mayo” o “Dr. Rafael Pascacio Gamboa”, pero siempre en cantidades limitadas debido a su naturaleza silvestre y delicada.