Hongos fitopatógenos que afectan el cultivo de maíz

Utilizar semillas mejoradas de baja calidad potencializa con malas prácticas agrícolas, como la quema del rastrojo y excesos de uso de fertilizantes y plaguicidas, la generación de hongos fitopatógenos en cultivos como el maíz y otros granos, representando un riesgo en su consumo.

Miguel Ángel Salas Marina, responsable de laboratorio de Biofertilizantes y Bioinsecticidas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), sede Villa Corzo, explicó que hay dos géneros de hongos fitopatógenos muy comunes que pueden afectar el cultivo de maíz, y esto se ve reflejado en la formación y madurez del grano.

Estos hongos son el género Fusarium y Aspergillus, los cuales atacan en campo y se llevan al área donde se almacenan para la poscosecha, lo que puede generar diversas toxinas y aflatoxinas que son de gran riesgo para la salud de los que consumen este grano.

Recomendación

Es necesario almacenar el grano de mayor calidad en las mejores condiciones, en contenedores o lugares que garanticen que se mantendrá lejos de plagas, tales como costales, cestos, tambos, almacenes, tapancos o bodegas; también podrían ser recipientes como silos y tambos herméticos.

Indicó que esto surge, entre otros factores, por plantar en un suelo contaminado con estos hongos, o bien, sembrar semillas contaminadas, posiblemente porque las semillas mejoradas no vienen sanas, libres de estos patógenos.

Para evitar la presencia de estos hongos se debe realizar un diagnóstico de estos patógenos en el suelo que se va plantar y asegurarse de utilizar semillas sanas, aunque no todos los productores tienen los medios para hacerlo, principalmente los de pequeña escala.

Incidencia

El también ingeniero agrónomo en producción con maestría en parasitología agrícola, mencionó que en la región Frailesca es muy frecuente, ya que no se ha tomado ninguna de las acciones preventivas para evitar las infecciones y daños provocados por estos patógenos.

La mayoría de los suelos utilizados para el cultivo del maíz están contaminados con estos patógenos, por lo que la incidencia y severidad en cada ciclo de cultivo dependerá de las condiciones ambientales y de la semilla que utilizará ese ciclo.

Desafortunadamente, el productor no distingue estos patógenos, solo los conoce por los síntomas que ve en el campo y que se manifiestan con mazorcas podridas.