José Gregorio Lastra Hermida fue visto por última vez el 25 de agosto del 2020 en Tuxtla Gutiérrez, según la ficha de búsqueda emitida por la Fiscalía General del Estado (FGE). A casi cinco años de ese suceso fue identificado por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana Federal (SSPC) como la persona a cargo del reclutamiento forzado de personas en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco.
Búsqueda
La ficha 0260/2020 expuso la información emitida por su concubina, “él se dirigía hacia la colonia Club Campestre de la capital chiapaneca, sin que fuera identificado su paradero. Lastra Hermida tenía 46 años años y es oriundo de Veracruz”.
Este lunes, Omar García Harfuch, titular de la SSPC, informó sobre la detención de José Gregorio “N”, alias “Lastra”, o “Comandante Lastra”, líder de la célula delictiva y responsable del reclutamiento de personas para un grupo delincuencial, el pasado 20 de marzo.
Lo anterior fue resultado de trabajos de investigación de gabinete y campo, en seguimiento a las actividades delictivas que realizaban integrantes de esta organización criminal para mantener su presencia en varios puntos de la región.
Capo
García Harfuch fue contundente al decir que “Lastra” es uno de los principales colaboradores de Gonzalo “N”, alias “El Sapo”, uno de los líderes regionales en Jalisco, Nayarit y Zacatecas, para la organización criminal.
José Gregorio “N” contaba con un grupo de colaboradores dedicado al proceso de reclutamiento, el cual tenía las siguientes características: utilizaban principalmente redes sociales para ofrecer oportunidades laborales falsas, mediante engaños; además de usar grupos cerrados donde se mencionaban las actividades delictivas. Algunas de estas publicaciones referían ofertas de trabajo para la organización criminal y ofrecían un puesto como guardias de seguridad con un pago de cuatro mil a 12 mil pesos semanales.
También, los interesados eran citados en distintas centrales de autobuses desde donde eran trasladados al centro de adiestramiento en el rancho Izaguirre. Ya en el lugar, el adoctrinamiento consistía en el manejo de armas de fuego y acondicionamiento físico; los reclutas, al llegar al lugar, dejaban sus pertenencias y eran uniformados con ropa y botas tácticas, también, les retiraban sus celulares y el entrenamiento tenía aproximadamente un mes de duración, tiempo en el que permanecían incomunicados.
Asignados a distintas entidades
Dependiendo de las aptitudes, a los reclutas se les otorgaba un puesto dentro de la organización y asimismo, eran asignados a distintas entidades para incrementar el estado de fuerza del grupo delictivo.
De acuerdo con el testimonio del detenido, informó el secretario de Seguridad, llegaron a privar de la vida a personas que se resistían a recibir el adiestramiento o bien intentaban escapar del lugar, así como golpearlos y someterlos a algún tipo de tortura.
Se tiene conocimiento que el día 10 del mes presente, se reunió con Gonzalo “N” en Puerto Vallarta, Jalisco, donde recibió la orden de terminar las actividades de adiestramiento. Posteriormente, se ocultó en el municipio de Tala, para finalmente trasladarse a la Ciudad de México y tratar de resguardarse en la capital.