“Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gente sin piedad, sálvame del hombre traidor y malvado”, es la réplica del Salmo 42 que se pronuncia y resuena a las afueras del Palacio de Gobierno del Estado de Chiapas, en donde la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez realizó una oración por las personas desaparecidas.
No solo la Iglesia católica ofreció su apoyo, pues con antelación un grupo de personas de la Iglesia adventista se unió con plegarias.
“¡Señor defiende mi causa!”, contestan al unísono las integrantes del colectivo Madres en Resistencia, quienes están en búsqueda de hijas e hijos desaparecidos, movimiento que reclama la reaparición de varias decenas de personas, en su mayoría mujeres.
“Nos solidarizamos con ustedes, les acompañamos y reconocemos en ustedes la esperanza que despiertan en quienes hemos seguido sus luchas dignas para encontrar a sus hijos, hijas, hermanas, hermanos, padres, madres y amistades”, fueron las palabras que dedicó el sacerdote y vocero de la arquidiócesis, Gilberto Hernández.
Las Madres en Resistencia cumplen una semana en huelga en el acceso del Palacio de Gobierno, decisión que tomaron tras una repuesta nula en los más de ocho meses de búsqueda y exigencia de justicia.
Las cruces y las fotografías adornan las escalinatas. Por su parte, el presbítero solicitó a las agraviadas que prendan las veladoras, mientras da un mensaje a su alrededor: “Las fotografías que ustedes llevan ahí, en sus camisetas, que ustedes pegan en los lugares visibles, que dejan en las iglesias y que cargan en sus marchas, son rostros con nombre y apellido, con una historia, con un amor y son parte de su familia”.
Gilberto Hernández hace un llamado a la sociedad civil para solidarizarnos con el dolor de las personas, a revisar nuestras actitudes y a no ser indiferentes con las familias que buscan a sus familiares en Chiapas y en todo el país.
“La tentación de la negación y creer que a los nuestros no les va a pasar nada, lleva consigo un peligroso conformismo, que impide reconocer y promover la dignidad humana de cada persona”, concluyó.