El apoyo hacia las caravanas de migrantes centroamericanos que en forma irregular ingresan a territorio mexicano ha disminuido en forma considerable, tanto que a la última le han impedido ingresar a los centros de las poblaciones por las que cruzan.

La última de ellas integrada por unas 600 personas, principalmente de Honduras y que atacó a personal del Instituto Nacional de Migración (Inami) para evitar su aseguramiento, no han podido llegar hasta los parques centrales y tienen que descansar en pequeños poblados.

Este domingo, autoridades municipales y federales no los dejaron ingresar al poblado y tuvieron que continuar su camino hacia Pijijiapan.

“La población no nos quiere dar ni un vaso de agua”, señala el hondureño José Robollo, quien reconoce que han sufrido las inclemencias del sol y las altas temperaturas.

Los migrantes en primera instancia no pudieron llegar al centro de Tapachula y después al de Huixtla, quedándose en Villa Comaltitlán de donde siguieron hacia Mapastepec y tampoco les permitieron el ingreso, por lo que siguieron hacia Pijijiapan.

Ellos reconocen que las autoridades federales mexicanas los han intentado detener en dos ocasiones pero no lo han permitido porque no quieren regresar a Honduras, por lo que continuarán con la odisea hasta llegar a la frontera norte de México y tratar de ingresar a los Estados Unidos.