Impulsan empoderamiento económico de las mujeres
El Cimmyt mediante programas incluye y reconoce la aportación de la mujer en la seguridad alimentaria. Cortesía

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cuatro de cada 10 personas que trabajan en el campo en todo el mundo, e incluso siete de cada 10 en algunos países, son mujeres, sin embargo, su participación ha sido mermada por las brechas de género.

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) refiere que según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), al tercer trimestre del 2021 el promedio de mujeres ocupadas en agricultura fue del 10 %, ya que su trabajo en el campo con frecuencia no es remunerado.

Por diversos factores, socialmente se sabe poco de los trabajos de las mujeres dentro de la agricultura; además, prevalecen condiciones que las ponen en clara desventaja, como el poco acceso a créditos y a cadenas productivas de alto valor, así como la falta de titularidad de las tierras, lo que ha contribuido a un subregistro en las estadísticas.

El Cimmyt refiere que, para una gran parte de la humanidad a través de la historia, los alimentos están íntimamente ligados a la presencia y acción de las mujeres. Ellas alimentan al mundo en más de un sentido, porque no sólo preparan los alimentos, sino que los cultivan.

Se pensaba que el hombre, por su complexión física, era quien debía ejercer y asumir los papeles más demandantes o pesados, pero la mujer ha tenido y tiene un papel fundamental en la agricultura y su trabajo debe ser reconocido.

Derechos

De acuerdo con la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de los Estados Americanos (OEA), la pandemia representó un retroceso en materia de derechos de las mujeres, pero también una oportunidad de reacomodar los pactos de género y hacer que la nueva normalidad sea la igualdad.

A raíz de la pandemia, en México 70.1 % de hombres y 76.2 % de mujeres vieron disminuidos sus ingresos; 43.1 % de hombres y 40.5 % de mujeres experimentaron dificultad para acceder a productos alimenticios o víveres; y 44.1 % de hombres y 48.3 % de mujeres vieron un aumento en el tiempo dedicado al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.

En el periodo de pandemia las mujeres en general han enfrentado la agudización de la sobrecarga de trabajo, en especial el trabajo no remunerado que está vinculado con la pobreza de tiempo de ellas, la precariedad económica, el incremento de la pobreza y el incremento de la violencia de género.

Uno de los grandes retos es consolidar e intensificar acciones para el empoderamiento económico de las mujeres, impulsar su autonomía económica y dar visibilidad a sus aportes a la economía familiar y en general.