El uso de los incensarios continua vigente a más de mil años de su creación en la época prehispánica, los mayas lo utilizaron para desarrollar rituales y realizar ofrendas a sus deidades, en la actualidad se usan dentro de iglesias e incluso de manera particular en rezos para quemar resinas aromáticas u otro tipo de materiales.
El Museo Regional de Chiapas construido en 1982 perteneciente al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) alberga la muestra “Entre Humo y Olores: el aroma de los dioses” en donde se pueden apreciar más de 100 piezas de barro, desde vestigios sencillos hasta con diseños más elaborados y exquisitos, lo que hace de este patrimonio un acercamiento más hacia la verdadera identidad de los mexicanos.
En este sentido, Alejandro Tovalín Ahumada, director del proyecto arqueológico Bonampak del Centro INAH Chiapas y quien facilitó la pieza de Itzanmná (Dios tutelar del panteón de los dioses mayas), platicó que existe la intención de promover una exposición itinerante en diversas regiones de Chiapas.
Al mostrar una serie de objetos o vasijas -consideradas como sahumerios, braceros o Incensarios-, comentó sobre la diversidad de eventos que en la época prehispánica y hasta el día de hoy, utilizan resinas aromáticas, copal y otra serie de materiales para purificar y hacer alguna petición dentro de alguna religión o creencia.
“En Bonampak al igual que en otros sitios mayas, dentro del período clásico se puede observar que no solamente dentro de los santuarios o altares se hacia uso de estos incensarios sino que también en unidades habitacionales de piedra, basamentos de piedra, también tenían sus espacios para la vida ritual”, expresó.
Algunas vasijas o cazuelas rescatadas también eran utilizadas para almacenar alimentos o almacenar líquidos o granos, pero también eran usados para quemar sus inciensos ya que en los objetos encontrados se hallaron rastros de quema.
Estos rituales y ofrendas mayas eran desarrollados para la invocación del agua y del alimento (lluvias y crecimiento del maíz) asimismo para los cuidadores de la miel de la abeja, nacimiento, otorgamiento de nombres, eventos funerarios, y una diversa gama de actividades.
El especialista destacó que todos los restos arqueológicos son propiedad de la nación y son una forma de identidad como mexicanos, y a través de estos dar una explicación para la vida actual cotidiana.
En tanto, Akira Kaneko, encargado de la zona arqueológica de Yaxchilán, comentó que el incensario rescatado “Dintel 15” y que está en proceso de ser enviado a Chiapas, dentro de sus inscripciones jeroglíficas indican que el personaje representado es la señora Wak Tuun (Señora 6 piedra) una de las cuatro esposas de Yaxchuun B´ahalam IV (Pájaro Jaguar IV) gobernante de Yaxchilán, y dentro de su diseño se observa que del incensario surge un nahual en forma de serpiente, de cuya boca emerge el dios del trueno Kawiil, asociado al poder político.
Finalmente, externó que esta piezas forman parte fundamental de la identidad de los mexicanos, pero en sí cualquier pieza arqueológica es patrimonio de toda la humanidad.