Tuxtla Chico se viste de gala con el inicio del novenario de la fiesta de la virgen María de la Candelaria, de la vela como signo de Cristo luz del mundo, la purificación de la virgen y la presentación del niño Jesús en el templo 40 días después de navidad, evento rodeado de misticismo divino como tendencia religiosa.
Los pobladores de este rincón de México expresan su fe, es la fecha de los tapetes o alfombras elaborados con aserrín y flores de colores para rendir tributo al paso de la virgen por las calles de la cabecera municipal y pedir por la salud, el bienestar, las buenas cosechas, la paz y la tranquilidad.
Coordinación
A la fiesta religiosa se suman autoridades civiles que organizan eventos artísticos, culturales, respetando la creencia religiosa, previo al novenario. Señaló el párroco Alejandro López Chávez que hay protocolos implementados: la iglesia recibe los dos vestidos que dona una familia de Tuxtla Chico y que la madre de Dios usará durante el festejo, uno para el novenario y el otro para el día grande, en esta ocasión fue de chocolatera.
También se realizó una procesión con carros alegóricos alusivos a los misterios marianos, una procesión con las vírgenes del Tránsito de Tacaná Guatemala, de la Concepción de Mazatán y la virgen de la Candelaria de Tuxtla Chico; son las tres vírgenes que aparecieron hace 410 años en una playa de Mazatán.
El obispo de Tapachula, Jaime Calderón, ofreció una misa con confirmación de jóvenes y además la imagen de la virgen se lleva al “pocito”, un “ojo de agua” cerca de la iglesia donde creyentes han señalado ser testigos del avistamiento del virgen bañando al niño Jesús.