Una de las estrategias que más promueven los investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), con productores de Chiapas y otros estados del país, es la diversificación de cultivos para recuperar las condiciones de los suelos, incluyendo la siembra de garbanzo.
“La diversificación de cultivos es una estrategia clave para mejorar la salud del suelo, mejorar las dietas y generar ingresos en comunidades agrícolas de pequeña escala en el sur y sureste de México”, señalan los técnicos e investigadores.
En este contexto, el garbanzo es una opción prometedora destacando por su valor nutricional, resistencia a condiciones de baja disponibilidad de agua y su capacidad para fijar nitrógeno en el suelo.
Con un contenido de proteínas que oscila entre el 18 y 21 %, el garbanzo se presenta como un componente de consideración en la dieta de la población. Su capacidad para prosperar en condiciones de poca agua lo convierte en un recurso valioso para los agricultores en regiones semiáridas del país.
Mencionan que en distintas localidades del sur-sureste de México se han llevado a cabo experimentos de siembra de garbanzos con el objetivo de identificar las condiciones óptimas y las prácticas agronómicas más efectivas para su desarrollo.