Romeo Palacios Suárez, coordinador regional sur-sureste de la Asociación Nacional de Profesionales en Resiliencia, comentó que es necesario implementar una verdadera estrategia de gestión integral de riesgos, a través de Obras de Reducción de riesgos, esquemas de transferencia de riesgos y aceptación del riesgo residual, a través de capacitación y creación de un fondo.
Lo anterior tomando en cuenta que en el último año, el 9 de julio de 2024 fuertes lluvias en Tuxtla Gutiérrez terminó con varias vialidades inundadas, desbordamiento de dos arroyos y alerta por el río Sabinal.
Eventos
En septiembre de 2024 se dieron lluvias e inundaciones en Tapachula, Socoltenango, Palenque, El Bosque, El Parral, entre otros municipios, con deslizamientos y daños en infraestructura vial.
En octubre de 2025, se dio el colapso de puentes e inundaciones en la zona costa, dejando a varias comunidades incomunicadas.
Cada uno de estos eventos confirma que los fenómenos de inundación en Chiapas no son excepcionales, sino parte de un patrón creciente y acumulativo que exige respuestas sistemáticas de prevención, infraestructura y resiliencia.
Sería importante introducir en los respectivos reglamentos de construcción y Ley de Aguas estatal y nacional, los conceptos de Impacto Pluvial Cero, Resiliencia Hídrica, Agua Positiva, Sistema de Manejo y Control Integral del Agua, Regeneración de Cuencas.
Además, es urgente una actualización de los Atlas de Peligros y Riesgos, haciendo hidrología y modelación de cauces para determinar las respectivas planicies de inundación asociado a diferentes periodos de retorno.
Hace falta soluciones basadas en la naturaleza, a acciones que asemejen a lo que hace la naturaleza, “si los árboles son capaces de captar agua, almacenarla y evaporarla, se puede hacer algo similar captando el agua pluvial de un edificio en una cisterna”.












