La cuenca transfronteriza Grijalva aloja aproximadamente a 4.1 millones de mexicanos y 900 mil guatemaltecos. “Si el mundo se dividiera en cuencas en vez de países, estos cinco millones de habitantes serían paisanos, pudiéndose denominar grijalveños”, detalló el catedrático del Centro de Investigación del Chaco Americano, Karim Musálem Castillejos.

El investigador del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) detalló que los “grijalveños” enfrentan severos problemas de pobreza y deterioro ambiental debido a varios factores, entre ellos la extracción maderera y de hidrocarburos, actividades agrícolas o ganaderas no sustentables, contaminación y efectos de las construcciones hidroeléctricas.

Expresó que de acuerdo a las pruebas de calidad del agua en el río, los estudios arrojaron que hay una presencia alta de mercurio y arsénico, la cual se eleva en la época de seca.

A su vez, las concentraciones de coliformes totales y Escherichia coli excedieron los valores permisibles en todos los puntos de muestreo en dos temporadas de muestreo, lluvia y seca. Ambas significan un problema de salud para los pobladores de Chiapas, Tabasco y Guatemala.

El docente agregó que las caudalosas vertientes del río producen alrededor del 40 % de la energía hidroeléctrica de México, gracias a las cuatro presas que se construyeron, las cuales constituyen las plantas hidroeléctricas más importantes del territorio nacional.

Desafortunadamente, dijo que el desarrollo hidroeléctrico ha implicado quebrantos ambientales, así como cambios culturales y sociales no siempre favorables.

Vulnerabilidad que, explicó, se ve agravada por la deforestación, el avance de las zonas de agricultura y ganadería intensivas, y la consecuente reducción de bosques y selvas.

“Sin embargo, el problema es mucho más profundo. Se deben atender las causas desde una visión integral, que contemple varios factores, para el desarrollo de asentamientos humanos”, subrayó

Dijo que a pesar de toda la riqueza natural, en el territorio del río se concentran los índices más altos de marginación socioeconómica de todo México. “Por si fuera poco, eventos hidrometeorológicos extremos azotan con frecuencia a las comunidades que la habitan”, acotó.

Desde la academia, indicó que una de las metas es “contribuir a mejorar la calidad de vida de quienes podrían considerarse grijalveños: las personas habitantes de una zona transfronteriza rica en historia, cultura y biodiversidad”.