Islam buscaba convertir al EZLN en movimiento musulmán

La comunidad musulmana llegó a Chiapas en 1995 con la firme idea de convertir al Ejército Zapatista de Liberación Nacional en un movimiento musulmán y alianzar el islamismo entre los indígenas rebeldes, sin embargo, no lograron sus objetivos debido al rechazo del subcomandante Marcos.

Ante la negativa de los zapatistas de unirse a este grupo, el Islam trasladó sus objetivos a grupos indígenas vulnerables y expulsados de sus comunidades por los interminables conflictos políticos, sociales y religiosos que se suscitaban por la entrada del protestantismo que se intensificó en 1970, con una agudeza particular en ciertas regiones (Los Altos, Las Cañadas y la zona de Mariscal) donde predominan municipios indígenas o municipios con fuerte densidad de población indígena.

De hecho, el cambio religioso ha sido drástico en Chiapas desde los últimos 40 años.

Mientras en 1970, 91% de los habitantes se definían como católicos, diez años más tarde ya eran solo 76%; 67% en 1990 y 63.83% en 2000.

Pero el abandono del catolicismo propició expulsiones y una estela de violencia, muertes y quemas de viviendas, entre otros problemas.

La mayoría de los indígenas siguen exiliados en las montañas o en otros municipios con la esperanza de volver a sus hogares, aunque otro sector fue acogido por las comunidades musulmanas que se establecieron, con una doctrina de paz que responde a las exigencias y desafíos de un mundo en continua evolución.

Odio para nadie

“Amor para todos, odio para nadie”, es el lema que divulga la comunidad musulmana Ahmadía fundada en 1889 por el reformador Hazrat Mirza Ghulam Ahmad en India, y que ha tratado de liderar un esfuerzo global para restablecer el mensaje de paz y hermandad.

Según datos de la mezquita Basharat en Córdoba, España, la comunidad ha crecido considerablemente en el ámbito internacional, estableciéndose en por lo menos 200 países que abarcan todos los continentes de África, América del Norte y Sur, Asia, Australia, Europa y México.

En Chiapas, región sureste de México, específicamente en el municipio de San Cristóbal de Las Casas, desde hace más de dos décadas se asentaron cuatro grupos -conformados en su mayoría por indígenas tsotsiles-, quienes adoptaron algunas costumbres musulmanas, la escritura del Islam llamada Sagrado Corán y la palabra de Al-lah (Dios).

En los barrios Nueva Esperanza, Ojo de Agua, Nueva Palestina y Molino de los Arcos se formaron las comunidades Murabitun, Al Kauzar, Sunnita y Ahmadía, en ésta última Cuarto Poder accedió para conocer sobre la unificación de los indígenas y platicar con el imán o líder del grupo, Ibrahim Chechev o Anastasio Gómez.

“La historia inicia cerca de 1994 con la llegada de un español de nombre Aureliano Pérez Yruela, conocido también como emir Nafia, perteneciente y enviado por el Movimiento Mundial Murabitun para predicar el Islam o Da’wah en Chiapas durante el levantamiento zapatista”, narra Chechev.

Según Ibrahim, el emir buscaba difundir su ideología y convertir al Ejército Zapatista en un movimiento musulmán, no obstante, “el entonces subcomandante Marcos no accedió”.

Ante el sigilo y la no aceptación por parte de los embozados, “a partir de 1995 Nafia esparció el Islam a grupos indígenas vulnerables y expulsados de sus comunidades con el compromiso de ayudarlos y establecer una mejor comunión”, dice el ahmadi.

“Después de haber conocido esta religión pacifista, toda mi familia se convirtió al Islam, por tal motivo preferimos salir de nuestra comunidad en San Juan Chamula para prevenir los conflictos con otras religiones e ideologías tradicionalistas.

“Hoy día encabezo la oración en árabe y he peregrinado en Baitul Futuh (Casa de las Victorias), una de las mezquitas más grandes de Londres, Inglaterra, y considerada el pilar más importante del Islam”, explica.

Chechev dice que todo lo que aprendió en esa mezquita lo comparte y trasmite a los más de 100 indígenas que integran la comunidad Ahmadía, sin embargo, también afirma que el progreso de la religión avanza y “la cifra de miembros se va actualizando”.

En Chiapas -afirma- podrían haber cerca de dos mil musulmanes entre indígenas y los que migraron de diferentes países al estado, cambiando su religión al Islam, a pesar de ello es una cifra que va cambiando día a día.

Según el líder, en San Cristóbal de Las Casas la congregación va creciendo, en 2019 se contabilizó un promedio de 500 a 600 integrantes divididos en las cuatro comunidades existentes.

Durante la narrativa gráfica, dentro de la mezquita se escucha la palabra “As-salamu Alaykum” y otros cánticos ajenos, Chechev explica que significa “La paz de Dios sea contigo”, mientras otros responden “Wa alaykumu Salam” (Y contigo la paz de Dios).

Al momento del servicio religiosos, Ibrahim se expresa con el idioma árabe el cual fue aprendiendo durante su visita a mezquitas de otros países, sin embargo en su rutina habitual utiliza su lengua madre el tsotsil con el resto de los indígenas.

Desacuerdo ideológico

Sobre los conflictos y la conformación de más grupos religiosos, opina que son el resultado de un desacuerdo ideológico, “inclusive de poderes y la intolerancia hacia la religión”, lo que provoca que muchas personas sean expulsadas y tengan que abandonar su lugar de origen.

“El Islam hace énfasis en que hombres, mujeres y la gente de todas las razas somos iguales ante Dios, aquí nos apoyamos y no permitimos la explotación de ningún tipo, sea social, política, económica y religiosa”, explica.

Es importante destacar que algunos indígenas musulmanes se reúnen en Ahmadía, una mezquita simple pero adaptada a las prácticas donde realizan oración del Yumu’ah (azalá de viernes).

Se presentan descalzos sobre alfombras de estilo oriental, en donde los hombres portan el Kufi (gorro corto) y las mujeres se cubren la cabeza con un turbante, la razón es porque guardan modestia y mantienen la pureza al no mostrar su belleza.

“También nuestros hijos participan en el acto y son educados profundamente con preceptos del Corán, ya que tienen que conocer la palabra de Al-lah y la religión de paz”, menciona.

Comenta que la comunidad ha establecido escuelas en diversos países del mundo, pero esto es “gracias al respaldo y apoyo de Humanity Firts, una organización caritativa consagrada a promover y salvaguardar la vida y dignidad humana”.

Ahmadía impera en todo el mundo y sirve a la humanidad mediante sacrificios desinteresados, además se ayudan con otras ONG como Save the Children, Imperial Cancer Research, la British Heart Foundation y Great Ormond Street Hospital.

Para finalizar, Ibrahim da el mensaje de que a menos que el hombre aprenda a vivir en paz consigo mismo y con sus semejantes, no podrá vivir en paz con Dios, “en el Islam se encuentra la tranquilidad del corazón, fruto de la sumisión a la voluntad de Al-lah”.