Con su historia contada en diez minutos de cómo incursionó en las ventas luego de sufrir acoso sexual cuando estudiaba la carrera de leyes, de la cual se tituló con mención honorífica, la chiapaneca Itzia Kramsky Díaz ganó el concurso nacional para representar a México en el certamen de Latinoamérica sobre Mercado Libre, a realizarse el 2 de octubre en Argentina.
Kramsky Díaz relató que comenzó a incursionar en las ventas en el mercado libre con la subasta de un anillo de plata con ámbar que vendió en 45 pesos cuando sólo el envió le costó 120 pesos. “Esa fue mi primera venta y le perdí”.
Contó que hace 11 años cursaba el noveno semestre de la carrera de leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Chiapas, con sede en esta ciudad. Empezaba a realizar sus prácticas como empleada en un despacho jurídico y para dar seguimiento a algunos casos acudía a la oficina de un agente del Ministerio Público que la acosó en varias ocasiones, lo que marcó su camino.
“Ese agente del Ministerio Público me acosaba muy feo. Le dije que no y me seguía violentando. Un día en su despacho fue muy feo. Me sentí muy mal y deprimida, caminé por uno de los andadores de la ciudad y vi que daban cursos para hacer joyería con cristal y plata. Valía dos mil pesos y como no tenía, empeñé una esclava y me inscribí”, dijo.
En entrevista agregó que una vez que concluyó el curso intentó vender en el mercado libre. “Empecé a publicar las subastas y vi que muchas personas vendían joyería de plata con cristales; yo había aprendido a hacer anillos y aretes en el curso, pero no se vendía porque había muchas vendedoras y se me ocurrió que podría vender ámbar, porque Chiapas es el único que tiene este producto.
”Cuando empecé sólo éramos dos vendedoras. En un año creció mucho mi negocio. Terminé la carrera de derecho con el tercer mejor promedio de mi generación y me titulé con mención honorífica. Trabajaba en el despacho y por la mañana iba a la escuela. Al egresar me ofrecieron un trabajo con un salario de tres mil 800 pesos, pero yo ganaba ya como seis mil pesos con mis ventas en el mercado libre. Fue difícil para mis papás cuando les dije que no me dedicaría a mi carrera”, señaló.
Recordó que cuando inició “había que pagar 7 pesos por publicación y era cada mes. Ahora ya no cuestan las publicaciones, sólo se paga por vender el 13 por ciento o 17.5 del valor; le tengo que subir eso a mis productos. Hace 11 años no había banca electrónica y yo tenía que ir al banco a ver si ya estaba el depósito y tenía que ir al correo para saber cuánto costaba el envío antes de que me pagara el comprador”.
Manifestó que “en aquel tiempo, para vender bien tenía que tener reputación y ahora la reputación sólo indica si alguien es buen vendedor y en cuanto tiempo lleva los productos porque nos dan 24 horas. En aquel tiempo no, las ventas no estaban protegidas si el vendedor no tenía buena reputación. Yo empecé con una subasta”.
Agregó: “Puse en subasta un anillo de plata con ámbar desde un peso porque así las hay; quedó en 45 pesos y la señora de Baja California que ganó me preguntó si me convenía la venta porque no quería que le perdiera, pues la venta era de 45 pesos y el envío costaba 120 pesos. Le cumplí, pero le perdí al anillo. Ella me puso una calificación de que era confiable porque respetaba el precio y así fui teniendo calificaciones buenas; luego ya puse precios fijos sin manejar subastas; ahora tengo como 550 publicaciones”.
-¿Qué tan seguro es comprar en el mercado libre?
-Ahora es muy seguro, ya que todas las compras están protegidas. Si compra un producto y no le gusta, tiene diez días para devolverlo y no paga ni siquiera el envío. En aquel tiempo tenía un vendedor que tener reputación, pero ahora sólo indica en qué tiempo se entrega el producto.
Señaló que el mercado libre cambió su vida. Vende ámbar, blusas regionales y artesanías. “Soy una persona muy feliz. Me gusta mi carrera de Derecho, pero no se compara con la pasión que tengo por el servicio al cliente”.
“Empecé a publicar las subastas y vi que muchas personas vendían joyería de plata con cristales (…); se me ocurrió que podría vender ámbar, porque Chiapas es el único que tiene este producto”.
“Soy una persona muy feliz. Me gusta mi carrera de Derecho, pero no se compara con la pasión que tengo por el servicio al cliente”.
“Terminé la carrera de derecho con el tercer mejor promedio de mi generación y me titulé con mención honorífica. Al egresar me ofrecieron un trabajo con un salario de tres mil 800 pesos, pero yo ganaba ya como seis mil pesos con mis ventas”.
“Cuando empecé sólo éramos dos vendedoras. En un año creció mucho mi negocio”.
“Puse en subasta un anillo de plata con ámbar desde un peso porque así las hay; quedó en 45 pesos y la señora (…) que ganó me preguntó si me convenía la venta (…), era de 45 pesos y el envío costaba 120 pesos. Le cumplí, pero le perdí al anillo”.