La campaña nacional Sin maíz no hay país consideró que en México debe priorizar la producción de maíz para la alimentación humana para garantizar soberanía alimentaria en el país, sin competir con las alternativas para producir biocombustibles.

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Estados Unidos controla el 35 por ciento del mercado mundial de maíz, a la vez que 34 por ciento de su producción total de maíz va a combustible.

“Hay que preguntarnos: ¿a qué tipo de seguridad alimentaria se refiere cuando dicen que los transgénicos son imprescindibles?”, cuestionaron los integrantes de la campaña nacional que está en la lucha por la seguridad alimentaria y contra la presión que ejerce el vecino país para seguir importando maíz transgénico a México.

Las organizaciones también han cuestionado y aplaudido los logros en cuanto a la prohibición de organismos genéticamente modificados (OGM) y sustancias cancerígenas como el glifosato.

Aunque en Chiapas no existe evidencia oficial de organismos genéticamente modificados, hace una década trabajos de investigación periodística dieron cuenta de la dotación se semillas transgénicas procedentes de Sudáfrica.

La preocupación de las organizaciones contempla a todas las entidades donde se han entregado paquetes tecnológicos que incluyen agroquímicos que incluso son prohibidos en otros países.