“El calentamiento global afecta la distribución natural de las especies, también su comportamiento y esto conlleva a una probable mortalidad de las mismas”, explicó el biólogo de Cobius, Gilberto Pozo Montuy.

Ejemplificó considerando la fauna de Playas de Catazajá, que por las altas temperaturas los monos bajan su actividad al máximo, es decir, no se mueven para nada o solo en cierto momento, y cuando no está tan caliente aprovechan para comer.

“Agarran un árbol, una buena sombra, e incluso están en la parte más baja del árbol tratando de termorregularse, y eso responde a depredadores, a estar más expuesto por estar cerca del suelo, y obviamente están perdiendo energía aún sin moverse”, y al ser animales que tienen mucho pelaje, pueden presentar golpes de calor.

El manatí es otra de las especies que sufre la sequía, pues bajan los niveles de ríos y lagunas, entonces no alcanza el alimento —que es la vegetación—; además, defeca y las altas temperaturas provocan que afloren bacterias en el agua, que estas a su vez puedan contaminar a los manatíes y generar mortalidad.

“Aparte de que el agua se calienta demasiado y puede ocasionar mucho daño al manatí; entonces se resguardan lo más que pueden en las pozas que tienen algunas lagunas y es así como pueden regularse”, explicó.

Bajo este tenor la vegetación es susceptible a incendios forestales y estos “pasan a traer todo, y con estas altas temperaturas los animales que tienen alta movilidad tienen que alejarse más para buscar agua, pudiendo ser atropellados al intentar cruzar las carreteras”, acotó el biólogo.