El maestro Humberto de Jesús Paniagua Martínez, quien se autodefine como “mil usos”, asegura ser el fundador del primer mariachi y la primera estudiantina en la ciudad colonial.
Después de poco más de 45 años, la estudiantina San Cristóbal se mantiene vigente, pero el mariachi del mismo nombre, creado en 1956, desapareció hace 12 o 15 años atrás.
Paniagua Martínez, profesor normalista jubilado, de 85 años de edad, dijo que es “mil usos” porque antes de tocar en el mariachi y la estudiantina trabajó “como 12 años en herrería, pero no la que hay ahora que sólo hacen cortes y soldadura. Antes era forjado todo. Hacíamos muchas cosas, entre ellas escopetas de cerrojo”.
En entrevista, comentó que se fastidió de la herrería y entró al taller mecánico de Enrique Schmeak durante 15 años. “Aprendí a embobinar. Por eso me dicen el mil usos”.
Sentado en una banca del parque central de la ciudad coleta, aseguró que “fuimos los primeros en crear estudiantinas. Ensayábamos en el coro del templo del barrio de Mexicanos; empezamos con el difunto Ramón Bautista. El rezaba y nosotros lo acompañábamos y luego entrábamos a la misa”.
Después, agregó, “lo hacíamos por nuestra cuenta y no cobrábamos nada. Pero luego los dueños de la fiesta nos decían que cobráramos, aunque fuera poquito, por lo que lo dejamos al criterio de la gente, que diera algo”.
Actividades
Continuó: “Si era Navidad, íbamos a los rezos o nacidas y nos daban un chorro de hojuelas o tamales. No había el afán de lucrar. Ya muy posteriormente empezaron a dar algo y estuvo mejor porque a veces hay gasto en cuerdas, por ejemplo y así nos ayudábamos. Era servir y ya. Por amor al arte. Nos gustaba”.
Recordó que la estudiantina San Cristóbal nació “como en 1978. Empezamos con cuatro elementos, después fue aumentando hasta ser 13. Era bonito. Sonaba fuerte. Había lugares en que ni cabíamos en las casas; afuera quedábamos”.
En esa época, dijo, “había una especie de egoísmo o celos porque otras estudiantinas no pedían ayuda y no se prestaban elementos unas a otras como ahora. Si me faltan elementos llamo a dos de la estudiantina Génesis, la segunda en ser creada en San Cristóbal y que también se mantiene activa, o nos llaman ellos y vamos”.
Expresó que “antes había muchos rezos, ahora ya no. Íbamos para aquí o para allá; misas aquí y allá, ahora pasan dos o tres meses y sólo acompañamos una misa. Todo eso se acabó. Hay varios factores como el económico que está pegando muy fuerte y luego hay muchos que son de otra religión; y, además, hay muchos grupos”.
Afirmó que “ahora algunas personas llegan a la estudiantina a pedir que los acompañen a un rezo, pero que sólo vayan dos elementos. Les sale económico”.
Comentó que de la estudiantina que fundó sólo quedan dos elementos originales de 13 que llegaron a ser, pues “los demás ya hicieron su estudiantina o ya están en otras actividades”.
Remarcó que en San Cristóbal hay unas 40 estudiantinas, de las cuales dos son de mujeres. “De 25 años para acá ha cambiado mucho todo”, agregó.
El maestro Humberto, al que varias personas conocen cómo Manuel, aseguró que “soy el pionero de las estudiantinas en San Cristóbal. También de los mariachis soy fundador. Nos dimos a conocer en 1956 cuando ya tocábamos en todas partes. Y tampoco cobrábamos al principio. Después sí, 35 pesos la hora”.
De los primeros participantes en el mariachi viven tres: él, su compadre Rufino Morales, que era el trompetista; Francisco Cruz Jiménez, el vihuelista y su primo José Martínez.
Señaló que entre los músicos que empezaron con él en la estudiantina están Alejandro Valdiviezo, quien luego se dedicó sólo a la música y Edmundo Aguilar, que sale a rezar.
Sonriente como casi siempre, contó que “soy del barrio de El Cerrillo, de la mera Cola del Diablo. Nunca me dio miedo. Decían que en la Cola del Diablo aparecía el cadejo, pero nunca lo vi y salía de noche”.