Oriundo de Comitán, pero con formación académica en la capital de Chiapas y el centro del país, José Antonio Córdova Domínguez, coordinador de Cuidados Paliativos en el Hospital “Vida Mejor” del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado de Chiapas (Isstech), se ha convertido en uno de los pioneros de esta rama de la salud a nivel local, por lo que sus aportaciones en la medicina clínica lo llevaron a obtener el reconocimiento al mérito médico en su edición 2021.
La distinción hecha por el gobierno local, que encabeza Rutilio Escandón Cadenas, y la Secretaría de Salud, que dirige José Manuel Cruz Castellanos, ha sido otra motivación para que siga con el cuidado de los pacientes (y familiares) y el manejo del dolor cuando se presenta alto riesgo de morir.
Las aportaciones de Córdova Domínguez se extienden a la colaboración que ha hecho en guías y publicaciones de alcance internacional. Lo más reciente de su aportación fue en un libro, en el que documentó sobre la historia y generalidades de los cuidados paliativos.
Esta rama de la salud juega un papel relevante en el acompañamiento y asistencia a la familia en lo emocional y espiritual, pues cada persona, dijo, tiene un contexto distinto ante el dolor y el sufrimiento.
Para tener una idea de lo que representa el trabajo de Córdova Domínguez, se debe entender que las estadísticas apuntan a que en 2060 se registrará un crecimiento de la población mayor de los 65 años; se trata de un grupo importante para la atención clínica, aunque en el otro extremo también se ubica el rubro pediátrico.
La actualidad de los cuidados paliativos, describió el doctor, muestra que no solo aplica para pacientes oncológicos o que están al final de la vida; hoy, las atenciones también se enfocan en personas que registran padecimientos que son crónicos y, de hecho, la proyección (en un par de años) marca que la primera demanda será la demencia.
Con la preparación que tiene en rubros asociados a la tanatología y el manejo del dolor, se ha dedicado en cuerpo y alma para atender a los pacientes que cursan un problema inminente de muerte pero, también, a la familia que acompaña ese dolor en el corazón y en el pensamiento.
La travesía escolar de Córdova Domínguez se remonta a la secundaria Adolfo López Mateos en Tuxtla Gutiérrez, después se fue a la Preparatoria Uno y luego brincó al nivel superior en la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), en la Escuela de Medicina.
La ficha 44 mil 59 le cambió la vida para presentar su examen de residencia médica; pasó a su primera especialidad en Anestesiología en el Hospital “1 de Octubre”, que se ubica en el norte de la Ciudad de México.
Después regresó a Chiapas para aplicar ese conocimiento en beneficio de la población a lo largo de 17 años; él fundó el Colegio de Anestesiología en la entidad y representó un avance sustancial en la parte académica. Su vocación y afinidad le llevó a presentar un nuevo examen para la subespecialidad al Instituto Nacional de Nutrición “Salvador Zubirán”, donde aprobó con buenos números pero algunos factores le impidieron ir en ese momento.
Hoy sigue activo en una parte de la salud que le apasiona y que le permite a la población ver y sentir el dolor de una forma distinta; los cuidados paliativos, dice, permiten a los pacientes morir con dignidad.