¡Hasta encontrarte, Diana!

Diana del Carmen Jiménez Jiménez, de 16 años, desapareció el pasado miércoles 9 de noviembre. Fue hasta la tarde de ayer cuando fue localizada sana y salva por la Fiscalía General del Estado (FGE), a través de la Fiscalía Contra la Desaparición Forzada de Personas y la Cometida por Particulares, en la colonia Insurgentes de la capital chiapaneca.

Oficialmente se reportó que la adolescente fue trasladada para su valoración médica correspondiente y así determinar si fue víctima de algún delito o no, para posteriormente ser entregada a sus familiares.

Horas antes, familiares y amigos —junto a sociedad civil— participaron en una marcha que partió de la fuente de la Diana Cazadora hacia la Fiscalía General del Estado (FGE), a fin de exigir que se agilizaran los trabajos de su búsqueda.

En el evento se dijo que hasta antes de su hallazgo, la última vez que sus familiares la vieron fue durante la mañana del 9 de noviembre cuando salió de su casa, en la colonia Bienestar Social, con dirección a la Escuela Preparatoria número 1.

Diana es originaria de Villa las Rosas, municipio de donde partió desde sus primeros meses de vida para llegar a Tuxtla Gutiérrez. Viviendo aquí en compañía de su madre, quien regresó a su municipio de origen cuando ella tenía 11 años.

Diana comenzó a vivir en la casa de sus padrinos, donde también vive con su hermano Juan, quien aseguró que el pasado miércoles se le hizo tarde para ir a la escuela, por lo que salió cerca de las 7:30 de la mañana, asegurándole que ese día su horario de salida sería alrededor de las 13:30 horas, pero ya no supo nada más de ella.

Algunas personas le dijeron que sí la vieron, pero de acuerdo con la lista de asistencia de clases, Diana no ingresó a su salón de 5.º semestre.

Juan también comenta que en ningún momento Diana le mencionó algo que le hiciera suponer que se iría de casa, aunque también desconoce que tenga alguna relación sentimental con una persona.

Lo único que recuerda es que a Diana no le fue bien en un examen, por lo que quienes se hacen cargo de ella le pidieron que le echara más ganas, pero nada que considere una agresión o algo por el estilo que fuera suficiente para que ella decidiera irse de casa.