Junto al pequeño Isaac, luchan por unas monedas
En algunos cruceros se pueden observar a migrantes vendiendo golosinas para poder sobrevivir. Ricardo López / CP

Carlos e Isaac de apenas 4 años son migrantes Hondureños que orillados por la pobreza y la inseguridad huyeron, como miles de sus compatriotas de su país de origen para mejorar su calidad de vida; llegaron hace un par de meses a la frontera sur en su travesía hacia los Estados Unidos. Actualmente se ubican en Tuxtla Gutiérrez vendiendo galletas, cacahuates y dulces de menta a 10 pesos para solventar su economía.

La idea de seguir “adelante” está en duda para Carlos, ya que considera que no ha sido fácil, sobre todo porque el fenómeno de la migración ha cambiado y ahora son familias enteras las que se están aventurando en el “sueño americano”, por lo que de momento junto a su hijo vende lo que puede en los cruceros mientras regularizan su situación en la capital chiapaneca.

En cuanto a las expresiones de discriminación en México, Carlos expresó que “gracias a Dios no me ha pasado nada malo aquí, pero pienso que aunque no estoy en mi país, me sé defender, sin embargo, no me han insultado, ni nada por el estilo”, enfatizó.

No están lejos de la estación migratoria conocida como El Cupapé, pero junto a Isaac, el migrante centroamericano se mueve a diversos puntos o cruceros de la ciudad para poder llevarse unas monedas extras para los gastos diarios, sobre todo para el alimento.