La calabaza, en dulce o en las comidas, va bien
La calabaza comienza a venderse en los mercados. Cortesía

La siembra de calabaza es uno de los principales motores en el desarrollo económico, social y cultural en diversas zonas campesinas del estado. A días de su cosecha, Villerman Toalá Jiménez destacó su importancia en celebraciones como el Día de Muertos, ya sea como parte de la ofrenda del altar o pilar del deleite gastronómico, con platillos de temporada como la calabaza al horno y la pepita para el tzihuamonte.

Con las primeras lluvias

El productor explicó que la calabaza se siembra al inicio de las primeras lluvias, en los meses de junio o julio, regularmente durante los primeros brotes del maíz, poco antes de que dé la flor, y aclarando que es una planta delicada durante esa etapa.

“Principalmente la ponemos cuando vamos a desmontar el maíz; ya después cuando vamos a echar químicos para matar el monte debemos de tener cuidado porque se confunde, y con tantito vaporcito que le caiga, podemos matarla”, enfatizó.

El campesino de Tenochtitlán en Villaflores dijo que en esta época, cuando se llega a piscar elote, la calabaza está tierna “como para comer en caldo”, mientras que después de noviembre está para semilla, “con el casco duro”.

Para semilla y para dulce

Aclaró que ellos siembran dos tipos de calabaza: una que es para la obtención de pura semilla, la cual después de extraerlas suelen usarla para darle de comer a los cerdos, borregos y vacas. Y la que sirve para dulce y alimento, de cáscara dura y un interior más oscuro.

“Ambas dan la flor de calabaza, una sola puede darte montones de flor, porque si la cortas vuelve a brotar”, dijo. Sin embargo, aclaró que no suelen consumirla ni comercializar, pues la fuerza de su venta está en el producto y las semillas.

Dijo que en esta temporada de muertos, en su región hay dos platillos fundamentales: “cuando vamos a hornear pan u otro tipo de comida, se recoge el carbón ardiendo y se avienta la calabaza de cáscara dura, entera, se deja de una a dos horas, y ya; es de las más ricas porque queda como si estuviera azucarada, queda dulce”.

En la gastronomía

Y el tzihuamonte, un platillo prehispánico que, detalló, se prepara frecuentemente cuando se sale de cacería; es un caldo de espesor medio y que tiene como ingredientes de realce la pepita de calabaza y el epazote, especias y una proteína.

“Las carnes favoritas para su preparación eran venado, tejón, jabalí, ardillas, el tapuil; con todos esos los puedes hacer y saben muy ricas”, dijo explicando que ante la baja de la caza suele usarse la costilla de res.

Consumo

La pepita también se consume molida, se tuesta en un comal de barro, para después moler en metate. “También lo puedes moler en la licuadora. La clave y dificultad está en el tostado, que debe de ser parejito”, expresó, contando que de esta forma se consume sobre todo en el desayuno como un acompañante.

Además subrayó que como tradición prehispánica, y debido a ser una fecha que concuerda con la temporada de cosecha, en los altares para difuntos suelen colocarse maíces y calabazas como ofrenda a los difuntos.