En 1997, a raíz de la fundación de la Asociación de Cronistas del Estado de Chiapas, A. C., surgen en la capital del estado nuevos cronistas y otros se reafirman como tales. En el 2001, a propuesta de Carlos Avendaño, en ese entonces director de la Casa de la Cultura de Tuxtla, se integra el primer Consejo Municipal de Cronistas de Tuxtla, pero no se oficializan los nombramientos. Pasaron algunos años para que se volviera a crear un nuevo consejo. Para ello se intensifican los trabajos de la crónica tuxtleca, dando origen, el 22 de julio del 2005, al primer “Consejo de la Crónica Municipal de Tuxtla Gutiérrez, 2005–2007”, que tuvo como antecedente los trabajos individuales de los cronistas Fernando Castañón Gamboa (1902–1959), primer cronista oficial de la ciudad (1950–1959); Eduardo J. Albores (1914–1995), segundo cronista oficial (1960); Eliseo Mellanes Castellanos (1916), tercer cronista oficial de la ciudad desde 1977 (cronista decano 2005 y presidente vitalicio 2008); y José Luis Castro Aguilar, primer cronista municipal de Tuxtla (2008–2012), que a su vez fueron continuadores del trabajo de los cronistas independientes de diferentes épocas, como Tomás Martínez Vázquez, Eraclio Zepeda Lara, Mario Araujo Rodríguez y Braulio Sánchez Constantino. El primer Consejo de la Crónica Municipal (2005–2007), que se formó oficialmente, estuvo integrado de la siguiente manera: presidente vitalicio: Eliseo Mellanes Castellanos (cronista oficial de la ciudad), José Luis Castro Aguilar (presidente en funciones), Manuel de Jesús Martínez Vázquez, Enoch Cancino Casahonda, Armando Jiménez, Fernán Pavía Farrera, José María López Sánchez, Rubén López Cárcamo, Marte Fabio Gálvez Rivera, Jesús Aquino Juan, Rutila Mejía Gutiérrez, Gloria Pinto Mena, Jorge Alejandro Sánchez Flores, Antonio Escobar Paredes y Marco Antonio Orozco Zuarth, vocales. Posteriormente, en el 2007 y 2008 se agregaron nuevos integrantes: María Eugenia Díaz de la Cruz, Alba Patricia Cabrera Bezares, Guillermo Martín Sánchez Trujillo, Roberto Fuentes Cañizales, Magdalena Jiménez Jiménez, Margarita Farrera Pola, Ulises Valdez Arévalo, Eugenio Cifuentes Guillén y Adriana Pineda Jordán.
La mayoría de los cronistas del Consejo de la Crónica Municipal de Tuxtla Gutiérrez (2005–2012), son artesanos de la microhistoria, de la literatura y el periodismo. Sin embargo, su labor es necesaria y básica en el rescate y el relato de la historia de la vida cotidiana de los barrios y colonias, pueblos, villas y ciudades, personajes típicos o populares; y parte esencial de la historia de la literatura municipal.
Lo mismo cultivan la crónica histórica que la crónica literaria o la crónica periodística, como se puede comprobar en los dos tomos de Crónicas Tuxtlecas, editados por el Consejo de la Crónica Municipal de Tuxtla Gutiérrez en el 2010 y el 2012, mismos que contienen un total de 69 crónicas de diversos autores; además de haberse publicado en varios diarios de la capital del estado. Amén de haber editado, a través de la Asociación de Cronistas del Estado, la obra colectiva Tuxtla y sus barrios: historia, crónica y vida cotidiana (2004, 2005 y 2010) y el texto En Busca de la Crónica: Manual para la enseñanza de la crónica literaria (2009), misma que se reedita en esta ocasión. Y en el 2012 el Consejo de la Crónica Municipal de Tuxtla Gutiérrez publicó la primera antología de la crónica municipal titulada Crónicas Tuxtlecas, en el que figuran 80 trabajos de varios autores.
Ideológicamente, los cronistas son, por naturaleza, nacionalistas y, hasta cierto punto, vanguardistas y conservadores; conservadores de las tradiciones, usos y costumbres, y de las microhistorias mexicanas, chiapanecas y tuxtlecas. La última generación de cronistas tuxtlecos del siglo XX han redescubierto, en la crónica, la herramienta ideal para relatar la vida cotidiana, tanto desde el punto de vista histórico como literario y periodístico.
La crónica es, para los cronistas municipales o de ciudades mexicanas, un subgénero narrativo versátil que brinda muchas facilidades para tratar cualquier tema, asunto o materia, pues gira en torno de la microhistoria, la literatura y el periodismo. A partir de la combinación de frases largas con frases cortas se puede elaborar un texto histórico o un discurso literario ágil y ameno; y, alternando la narración con la descripción y algunos diálogos, se obtiene una prosa dinámica, un estilo propio que puede desembocar en una verdadera crónica cultural.
Nada como la crónica cultural, subgénero de la narrativa universal, para retratar literariamente una tarde de toros, un partido de fútbol, un paseo matinal por el zoológico de Chiapas o por el mercado viejo; un domingo en el Parque Jardín de la Marimba; la ceremonia de fundación de un pueblo; la fiesta de la última teja; la ensarta de la flor de mayo; la crónica de los ríos de mi pueblo; un sábado por el Centro de Convivencia Infantil o el parque recreativo “Caña Hueca”; la feria del barrio de San Pascualito; las virgencitas de Copoya; los altares zoques; tamales y jocotes tuxtlecos; ¡Calabacita Tía!, entre otros temas.
Muchas crónicas fueron escritas con claras pretensiones didácticas. No obstante, algunas de ellas han provocado escándalo o pequeñas polémicas entre maestros y alumnos, como Una tarde de fútbol en el Estadio Zoque (Jaguares de Chiapas vs Águilas del América) o Hey, Wey, vamos a rayar (crónica de la vida de un grafitero ilegal), por el uso de lenguaje prosaico o vulgar. Lenguaje prosaico, provinciano o pueblerino que a la crónica de vida cotidiana no le es ajeno, aunque la temática sea de vanguardia. El lenguaje utilizado en la mayoría de las crónicas tuxtlecas es el informativo, coloquial y el didáctico; de estilo relatado, monologado y descrito con algunos diálogos; y cuyo universo es el urbano o metropolitano.
La ciudad de Tuxtla Gutiérrez es la única en el estado en contar con una sala histórica municipal: “Sala Tuxtla” y una “Galería de la Crónica Tuxtleca” en el edificio del Archivo General del Estado, en el Centro Cultural de Chiapas “Jaime Sabines”, gracias al apoyo y asesoría histórica del Consejo de la Crónica Municipal de Tuxtla Gutiérrez.
Los cronistas tuxtlecos se caracterizan por escribir crónica histórica, crónica literaria, crónica noticiosa, crónica costumbrista, crónica urbana, crónica musical, crónica futbolística, crónica parlamentaria, crónica biográfica, crónica de aventuras o simplemente cronicuentos. Al mismo tiempo, los cronistas tuxtlecos pretenden reivindicar el trabajo y el ejemplo del primer cronista oficial de Tuxtla Gutiérrez: don Fernando Castañón Gamboa, quien escribió las primeras crónicas históricas de la ciudad y fundó el primer Archivo General del Estado de Chiapas en 1952.