Históricamente, la ciudad de Tuxtla Gutiérrez ha tenido varias imágenes urbanas a través del tiempo. De 1560 a 1821, el poblado tuvo una imagen rural muy marcada, como producto de la conquista y colonización española, habitada casi exclusivamente por indígenas y mestizos, en casas de bajareque (casas de caña de maíz y carrizo embarradas de lodo), dispersas en cuatro pequeños barrios. En cuento a su población, en 1814 la villa contaba con 5,035 habitantes, de los cuales 3,745 eran indios zoques, 1,000 mestizos y 290 españoles.
De 1821 a 1892, en la etapa histórica posterior de la Colonia, hubo movimientos migratorios y empezaron a figurar más familias de origen español en la entonces Villa de San Marcos Tuxtla.
Fue de esta manera que se conformó el primer centro histórico de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez: Iglesia parroquial, Casa Consistorial, Mesón (posada con servicio de comida), casas de españoles, etc. En 1829 fue elevada al rango de ciudad, en 1848 se le agregó el apellido Gutiérrez en homenaje al Gral. Joaquín Miguel Gutiérrez y se delimitaron los terrenos ejidales de las propiedades privadas.
En 1892 se convirtió en la nueva capital del estado. De 1892 a 1944 la ciudad evolucionó más rápido en comparación con la época colonial. De 1944 al 2000 creció en forma desmedida, tanto la administración pública estatal como la iniciativa privada y la sociedad en general, con una imagen urbana definida.
El Centro Histórico
A través del tiempo se fue conformando un centro histórico y, con esto, se fueron determinando sus características “arquitectónicas”, urbanas, sociales y naturales, así como las costumbres y tradiciones que la particularizan y la distinguen de las demás sociedades; es decir, se definieron la estructura, la función y la estética de la ciudad capital como parte de su imagen urbana.
La incipiente ciudad empezó a tener una significación, una identidad, un origen común y una importancia singular para sus habitantes: los tuxtlecos. La primera imagen fundacional fue la de pueblo con sus cuatro barrios: San Jacinto, Santo Domingo de Guzmán, San Andrés Apóstol y San Miguel Arcángel. La parroquia de San Marcos Evangelista fue el corazón de la población y San Marcos, el santo patrono del municipio.
Los principales edificios y construcciones de la ciudad fueron, en diferentes épocas: la Parroquia de San Marcos, la Alcaldía Mayor, la Casa Nacional, la Prefectura Política, el Palacio de Gobierno del Estado, Palacio Federal, el Palacio Municipal, la Plaza de Armas, el Paseo de la Alameda Central, el Paseo “Joaquín Miguel Gutiérrez”, el Parque Pimentel (Parque Juárez o de Santo Domingo), el Parque Hidalgo (mejor conocido como Jardín de las Damas), el Parque “Francisco I. Madero”, la Casa del Pueblo, la Biblioteca Pública del Estado, etc., todos considerados como edificaciones con valor histórico, social o cultural.
Desde siempre, la ciudad de Tuxtla Gutiérrez ha contado con lugares emblemáticos que la caracterizan y distinguen, entre ellos figuró el “Paseo de la Alameda Central” (1868) que durante mucho tiempo fue el lugar de reunión social y esparcimiento familiar: la crema y nata de la sociedad tuxtleca se reunía para disfrutar las tardes frescas y escuchar el alegre canto de los pájaros que revoloteaban en los frondosos árboles y escuchar música de la Banda Municipal; los niños y los jóvenes patinaban o montaban las primeras bicicletas que llegaron a Chiapas (1894).
Entre los jóvenes destacaban Soledad Trujillo y Daniel Malpica, que habían comprado sus bicicletas con don Ciro Farrera. Sin embargo, en 1934 se remodeló la Alameda y se le cambió el nombre por el de Parque “Joaquín Miguel Gutiérrez”; y en el 2012 se le denominó “Parque San Marcos”. Cambió su imagen arquitectónica, su función social y desapareció como arte de magia la presencia de la crema y nata de la sociedad.
El Paseo Campestre
A finales del siglo XIX existió en la parte noreste de la ciudad una zona sumamente arbolada, llena de pequeños animales silvestres y rica en manantiales permanentes, conocida entre la población como el “Paseo Joaquín Miguel Gutiérrez”.
Dada la importancia del prócer, en 1884 el gobernador Gral. José María Ramírez puso a disposición del Ayuntamiento tuxtleco la cantidad de 500.00 pesos para levantarle en este lugar un monumento “que honrara y perpetuara la memoria del inmortal Joaquín Miguel Gutiérrez, uno de los antiguos y más acreditados patriotas de la libertad en Chiapas” y se fortaleciera como un importante parque o jardín campestre de Tuxtla Gutiérrez. Con el tiempo esta zona se convirtió (1915) en el Parque Francisco I. Madero y su camino de acceso de terracería, pero con dos hileras de árboles de mango, se le denominó “Calzada Aquiles Serdán” (1915-1952), después “Calzada Francisco I. Madero” (1952-1980), enseguida “Calzada de los Hombres de la Revolución” (1980-1982), posteriormente “Calzada de los Hombres Ilustres” (1982–2017) y a partir del 6 de diciembre del 2017 “Calzada de las Personas Ilustres”.
Y en 1948 se construyó la Calzada Emilio Rabasa (hoy 11ª calle Oriente), para mejorar el acceso al Parque Madero. Fue de esta manera como la zona del antiguo Paseo campestre “Joaquín Miguel Gutiérrez”, con los años se hizo realidad: en sus terrenos se construyeron la Alberca Pública “Francisco I. Madero” (1932), el Parque Zoológico (1949), el Instituto Botánico del Estado (1949), el Jardín Botánico “Dr. Faustino Miranda” (1949), el Museo de Historia Natural (1951), el Teatro al aire libre Bonampak (1951), el Parque Infantil “Mariano N. Ruiz” (1952), el Museo Regional de Chiapas (1982), el Museo de Paleontología “Eliseo Palacios Aguilera” (2002), el Teatro de la Ciudad “Emilio Rabasa” (1982), el “Centro de Convivencia Infantil” (1982) y el Planetario “Jaime Sabines Gutiérrez” (2012).
En su conjunto, es un espacio que produce gran placer visual a las personas que lo visitan, recorren y disfrutan su clima, su ambiente de paz y tranquilidad, por la mayor interacción entre los visitantes y el medio ambiente, entre la sociedad y la naturaleza. El antiguo “Paseo Joaquín Miguel Gutiérrez” se hizo realidad.
La nueva imagen urbana
Como pueblo, villa, ciudad, Tuxtla Gutiérrez ha sido actora política y social: en la época de la Independencia (1821), la Federación (1824), la Dictadura (1864-1871) y la Revolución (1914-1920). Centro económico, social, político, cultural y religioso; y centro de fortalecimiento de las relaciones espacio-sociedad; centro de población de inmigrantes, de asentamientos irregulares, de manifestaciones y protestas sociales, de interrelaciones sociales cotidianas, de fortalecimientos de las tradiciones y costumbres (como el festejo del “Día del Pozol”, “Feria de la Botana Tuxtleca”, la “Feria Gastronómica del Nucú”, la “Ensarta de flor de mayo”, etc.), expresiones culturales que fortalecen el sentido de pertenencia y de identidad.
Antiguamente, la población tuxtleca se relacionaba y se identificaba con sus espacios públicos construidos y naturales; en especial en los que se interrelacionaba con otras personas, como parques, mercados, escuelas, río Sabinal, zonas arboladas (El Zapotal, Parque Madero, Alberca Pública “Francisco I. Madero”, Jardín Botánico, Paseo de Juy-Juy, Teatro al aire libre Bonampak, etc.), Teatro Municipal, Cine Alameda, Arena México, La Lomita, el Llano de Colón, etc.
Modernamente, la ciudad de Tuxtla Gutiérrez es un centro de desarrollo urbano truncado por la cantidad de cauces de arroyos embovedados, calles cerradas por construcciones de casas, etc., propios de una ciudad chaparra que creció en forma horizontal en vez de hacerlo verticalmente, motivada por la falta de ordenamiento territorial.
La ampliación de la avenida Central implicó, en su tiempo, el derribo de las fachadas originales de las antiguas casas tuxtlecas; lo mismo sucedió con las ampliaciones de la primera avenida Sur y de la primera avenida Norte. Asimismo, las remodelaciones de los parques “Joaquín Miguel Gutiérrez” y “Dr. Rodulfo Figueroa” dieron origen a los actuales parques San Marcos y Plaza Cívica.
Nada que ver con los antiguos parques tradicionales del Tuxtla de ayer. Algunos espacios pasaron de moda (Parque Central, Parque Morelos y Parque Jardín del Arte 5 de Mayo), otros envejecieron (Parque Juárez) y algunos nacieron (Parque Jardín de la Marimba, Parque Recreativo Caña Hueca, Parque del Oriente, Parque Joyyo Mayu y el Parque Tuchtlán). Fueron demolidos el antiguo Palacio de Gobierno del Estado (1902-1977), el Parque Central y sus tradicionales bancas (1982), la Fuente Mactumactzá (1966-2005), el quiosco de la Plaza Cívica (1982-2009), etc.
¿Cómo percibimos la imagen urbana de Tuxtla?
A partir de los años noventa, Tuxtla Gutiérrez se convirtió una ciudad de turismo de negocios, porque es de las pocas ciudades chiapanecas que cuenta con una amplia infraestructura de servicios de hoteles, restaurantes, teatros, centros comerciales, salones de bailes, transporte público terrestre y aéreo, antros, museos, parques recreativos campestres, servicios religiosos, centros bancarios y financieros, universidades, centros de convenciones, acceso de servicios de internet de alta velocidad (banda ancha), además de ser la sede de los poderes del Estado; es decir, como una ciudad moderna, una capital metropolitana.
¿Cómo la perciben los de la tercera edad?
A través del tiempo, la imagen urbana, el rostro de la ciudad capital del estado ha tenido altibajos: ha cambiado para bien y para mal; tiene un rostro desfigurado y cicatrizado, producto de las diversas intervenciones quirúrgicas de los gobiernos estatales. En particular, de los gobernadores Rafael Pascacio Gamboa, Samuel León Brindis, Manuel Velasco Suárez y Juan Sabines Guerrero. Algunas cirugías estéticas de la imagen urbana (“¡Que viva el centro!”, 2012) fueron un fracaso, lejos de hermosear a la ciudad la afearon: ampliaron sus banquetas, pero redujeron sus calles. Lo que hace urgente, hoy día, realizar una cirugía plástica urbana al primer cuadro de la ciudad para renovar su antiguo centro histórico, hoy totalmente deformado. Además, por si fuera poco, se redujeron las jardineras de bulevares para ampliar las calles o avenidas, aumentando el déficit de áreas verdes.
Del 2015 al 2018, el Ayuntamiento tuxtleco tuvo como lema: “Tuxtla Gutiérrez, capital que inspira”. Efectivamente, una parte de la población, en diferentes épocas, se inspiró en el medio ambiente, la imagen urbana y en la vida cotidiana de la ciudad para escribir crónicas, historias, poemas y anécdotas. Sin embargo, otra parte de la población, parodiando los poemínimos del poeta Efraín Huerta, afirmó: “Tuxtla Gutiérrez, capital que expira”, pues sus principales edificios históricos fueron demolidos, sus casas de bajareque o de adobe, con tejas de barro y pisos de ladrillo, fueron sustituidas por construcciones modernas, cayendo en el olvido la “Fiesta de la última teja”. Sus amplios patios arbolados y llenos de aves de corral, se sustituyeron por patios “encementados”, por nuevas construcciones de casas. Sus ríos y arroyos se secaron o fueron embovedados. Las jardineras de parques y bulevares fueron enlajados y encementados.
El Parque Central, el centro de convivencia más grande y significativo de la ciudad, se convirtió en una enorme plancha de cemento que aplastó los sueños de los tuxtlecos. Su Catedral fue modernizada y transformada en Catedral Metropolitana. El Callejón del Sacrificio (1838), donde fue fusilado el general Joaquín Miguel Gutiérrez, se convirtió en un pasillo de restaurantes y cafeterías. El antiguo edificio del Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas (ICACH, 1945), en Escuela Secundaria del Estado. El Palacio de Gobierno del Estado, en un enorme cajón; lo mismo le sucedió al Palacio Federal. ¿Qué queda del Tuxtla antiguo? Las fotografías. Entonces debemos preguntarnos, ¿Tuxtla Gutiérrez, capital que expira?, claro que no. Definitivamente que no. Es una ciudad viva, activa: sigue creciendo en forma desmesurada. Que espera una cuarta transformación