La metamorfosis en el amor actual

Más allá de las cuestiones emocionales, neuronales y biológicas, el amor es un fenómeno social y la modernidad lo ha cambiado. Las formas en las que se conforman las parejas han sufrido cambios sociales y estructurales, se ha vuelto algo líquido y sujeto al capital económico, subraya el investigador Juan Pablo del Carpio Gallegos.

La sociedad determina el amor, es decir, los sentimientos, rituales y formas están relacionadas con la sociedad en que vivimos y cómo nos comunicamos, “el amor se significa social y sobre todo históricamente”.

“Si nosotros vivimos en una sociedad reprimida, la forma en cómo sentimos y expresamos el amor será de esta manera; si la sociedad que habitamos es violenta o es corrupta, seguramente nuestro entendimiento tendrá que ver con estas dos ideas”, explica el maestrante en Estudios Culturales.

Amor moderno

La situación actual del amor y la transformación social están relacionadas con el lento pero firme cambio hacia la modernidad. Juan Pablo parafrasea al sociólogo Elias Norbert y destaca la idea del amor cortesano.

“Por los cambios en las estructuras sociales, observaremos que ahora las mujeres se han convertido en algo inalcanzable y deseable; esta apertura hacia la modernidad provoca una situación de mayor igualdad al momento de elegir a la pareja. En este caso el hombre queda imposibilitado, y, al tener menos poder, ya no va a hacer lo que le plazca a la mujer”.

“El amor cortesano implica un cambio importante en el entendimiento del amor, donde algunas mujeres, en este caso las cortesanas, al tener mayor jerarquía van a tener mayor poder de hacer y elegir”.

El amor líquido

La “segunda modernidad” está advertida por Zygmunt Bauman, pues “este autor explica bajo la misma perspectiva estos cambios hacia la modernidad, una modernidad líquida que va a hacer que el amor se convierta en algo acuoso”.

Sobre las características de este tipo de amor moderno, se destaca la incertidumbre y la fluidez, donde “los seres humanos van a buscar permanentemente un lazo de certidumbre, lo cual es una situación medio extraña porque una vez que se encuentra esa certidumbre, estaremos inconformes”.

Y agregó: “Tal vez pensemos que estamos dejando algunas cosas importantes o satisfacciones, es por ello que hablar de amor líquido, es hablar de relaciones efímeras, amores desechables, donde no hay obligaciones ni existen garantías. Entonces estamos todo el tiempo con el miedo de que nuestra pareja pueda encontrar a una persona mejor que nosotros”.

Amor y poder económico

El amor, al igual que la naturaleza, puede ser transformado por el ser humano, por lo tanto “debe analizarse el uso que le damos, sobre todo la manera en la que se cae en explotación por cuestiones del amor”.

El investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) resalta que el capital económico domina cada vez más al poder recreativo e incluso al amor.

“Pareciera mucho más importante un regalo que refleje el crecimiento económico continuo, a expresar de manera real esos sentimientos que percibimos cuando hablamos y que se engloban en la palabra ‘amar’”.

De ahí la importancia de analizar “la situación de desequilibrio o encontrar esos desequilibrios que se generan por cuestiones de poder sobre el amor y el individuo”.

Amor y libertad

Bajo estas condiciones sociales actuales, una forma de reivindicar este sentimiento humano, y al mismo tiempo al individuo, es ver al amor como un “mecanismo de verdad y de liberación emocional”.

Lo cual, “al mismo tiempo, es una cosa extraña porque el amor libera, pero también de cierta manera restringe; sin embargo, es la emoción y el valor que va a refrescar el espíritu”.

“En la cotidianidad y en lo ordinario esta emoción va a conmover nuestro sentimiento; así, cuando nosotros estamos frente a una obra de teatro, una telenovela o algo que de cierta manera representa el amor, en ese momento estamos recreando nuestras emociones de lo que es el amor… el sentimiento más humano de todos”.