La Facultad de Arqueología de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach) llevó a cabo el conversatorio “La concepción de la muerte maya en Toniná”, presidida por el arqueólogo adscrito al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Juan Yadeún Angulo, quien detalló los descubrimientos relacionados a la celebración de la muerte en el sitio.
Explicó que los dioses de los números son claves para entender la concepción del universo de los mayas, y en general, de los pueblos del México antiguo.
“Y si vemos los números, sabemos que el uno en algunas secuencias es la luna, el dos es la Tierra, Venus es el número tres, el número cuatro es el sol, el cinco son los ancestros, el seis es el dios del agua, siete el del fuego y el cielo, el ocho es el maíz, nueve el jaguar del inframundo y el diez es la muerte”, enunció el investigador.
Recalcó que la cultura maya repetía ese ciclo en 13 y 20 días, y cada que llegaban al número 10, festejaban a la muerte. “Por eso, también cuando llegamos al décimo mes, estamos festejando a la muerte”, explicó.
Y destacó que fue en el baktún 10, en el año 840 D.C. “cuando la mayoría de las zonas arqueológicas del mundo maya son abandonadas; tal parece que coincide con la muerte en los números”.
Enfatizando que la muerte es una deidad fundamental y de renovación, considerada una de las 13 fuerzas fundamentales del universo.
La muerte en Toniná, dijo, está representada con el templo del sol, que está viendo hacia el poniente, además de ser el más grande y más rico; en la parte inferior tiene un basamento, con un mural llamado “el de las cuatro eras”.
“Tiene como uno de los cuatro elementos principales al dios de la muerte, representado como después lo interpretaría el grabador José Guadalupe Pozada, esqueleto, con panza exagerada, ojos y guantes de piel; llevando en la mano la cabeza de un cautivo, que representaba el poder de los señoríos, y por aparte, el momento más importante de toda religión, el renacimiento”, subrayó Yadeun Angulo.
Debido a esa concepción, y contrario a culturas como la egipcia, que buscaba la conservación del cuerpo como trascendencia de la muerte, en Toniná se encontraron tablas y ollas que explicaban un ritual, y que tiene como intención la desintegración completa de un gobernador del lugar, con la finalidad de completar su transformación y convertirse en deidad.