La noche del siete de septiembre llenó al pueblo de Chiapas de asombro y miedo. Se movieron las placas tectónicas y un terremoto de 8.2 de magnitud sacudió al estado; la noticia se supo en varias partes del mundo por la dimensión de este fenómeno.
Los segundos fueron eternos y suficientes para desconcertar a una entidad rodeada de varios millones de personas. Un par de horas después del sismo se había desplegado toda una fuerza de tarea civil y militar para ayudar en las zonas de desastres.
En la costa de Chiapas muchas colonias quedaron afectadas y decenas de casas se vinieron abajo; a ocho años de la tragedia la herida social apenas comienza a cicatrizar, tomando en cuenta que las calles que quedaron reducidas a escombros se han vuelto a levantar.
¿Qué pasó?
El Servicio Sismológico Nacional (SSN), en el reporte especial llamado "SISMO DE TEHUANTEPEC (2017-09-07 23:49 MW 8.2)", detalló que el epicentro de lo ocurrido el 7 de septiembre de 2017 fue a 133 kilómetros al suroeste de Pijijiapan.
La información añade que 15 días después del movimiento se habían contabilizado cuatro mil 326 réplicas. Las dos más significativas fueron de 5.8 y 6.1 de magnitud.
En Chiapas tiembla con frecuencia debido a que interactúa con placas tectónicas, tanto la de Cocos como la de Norteamérica.
Antes del terremoto del 7 de septiembre de 2017, previo a la media noche, detalla el SSN, se habían registrado sismos importantes, entre 7.5 y 7.7 de magnitud. Esto ocurrió entre 1902 y 1903.
"Desde entonces se han producido otros tres grandes sismos, el 29 de abril de 1970 (M7.3), el 10 de septiembre de 1993 (M7.2) y el 7 de noviembre de 2012 (M7.3). Todos ellos ocurrieron en la zona sur de Chiapas. Por su parte, en Oaxaca se tuvo un sismo de M8.0 el 14 de enero de 1931", remarca el reporte especial del SSN.
Recuento histórico
La bahía de Paredón, municipio de Tonalá, es tan solo un reflejo de lo que ocurrió aquella noche; los pisos de muchas viviendas quedaron levantados. Tan solo en ese pueblo se reportaron alrededor de 300 casas con daños. La afectación en todo el estado superó las 46 mil viviendas.
Silvia Ramos Hernández, investigadora y académica de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), recuerda que, a la distancia se ha avanzado y ahora se cuenta con una mejor percepción sobre el tema de los sismos.
El momento que se vive cuando tiembla es muy breve, puede ir de 40 segundos a un minuto, rango suficiente para que ocurran los desastres.
La académica recordó que en el caso de los temblores no hay manera de advertir en qué momento se registrarán; ocurren de forma inesperada, en cualquier lugar, fecha y hora del día.
La preparación social e individual, remarcó, es indispensable para generar un mejor nivel de sensibilización. Sobre los simulacros, comentó la investigadora, también son importantes para tener presentes qué hacer con los riesgos sísmicos.
Uno de los aspectos relevantes es que en México, a pesar de los eventos catastróficos que han ocurrido, el nivel de defunciones ha disminuido de forma significativa.
Lo ocurrido el siete de septiembre de 2017 fue un parteaguas, tomando en cuenta que no se había vivido un terremoto de esa magnitud.
Será importante, agregó Ramos, que desde la parte educativa se incluyan más actividades preventivas y la sociedad en su conjunto se tome en serio actividades que pueden enseñar a qué hacer cuando ocurre un fenómeno de este tipo.
La población debe aprender a vivir con los sismos, a diario se presentan movimientos aunque no todos son perceptibles para los humanos.