La inteligencia artificial (IA) es el resultado de toda la investigación, análisis y resguardo de datos de más de 70 años, es “la calculadora de este tiempo”, describe Manuel de Jesús Robles González, experto empresario de tecnologías de la información.
John McCarthy, el matemático reconocido como padre de la IA, la define como “la ciencia y la ingeniería de la fabricación de máquinas inteligentes, especialmente programas informáticos inteligentes. Está relacionada con la tarea similar de usar computadoras para entender la inteligencia humana, pero la IA no tiene que limitarse a métodos que son biológicamente observables”.
De acuerdo con la UNAM, el término inteligencia artificial existe desde el siglo XX, a partir de entonces existe con base en el proceso masivo de información, así como la automatización de las tareas.
Por ejemplo, IBM creó la máquina de Watson, que es un sistema de inteligencia artificial para los negocios que, de acuerdo con su portal, es usada por el 70 % de las instituciones bancarias mundiales.
“Ahí empieza esto de la inteligencia artificial, que es simplemente una computadora con toda la información, una nueva calculadora de este tiempo”, simplifica Robles González, agregando que la IA tiene sustento y validez porque está basada en ciencia, es decir, “es tecnología y matemáticas, entonces los resultados son muy certeros”.
“No existe algo que la inteligencia artificial no pueda hacer, pues en la actualidad es un hecho”, reitera el tecnólogo chiapaneco. Se ha usado desde hace varios años para encontrar cura a las enfermedades, vacunas o medicamentos contra el cáncer y sida.
La usan grandes compañías como Facebook, Instagram y WhatsApp, también se puede encontrar en los asistentes virtuales o bocinas inteligentes que forman parte de nuestra vida cotidiana.
La IA incluso ha generado la reproducción en piano de obras de grandes compositores, así como la reinterpretación de pinturas de artistas del pasado; es decir, es capaz de imitar las acciones humanas, pero no tiene identidad ni conciencia.
Ética y moral
El ser humano es un simple número para los algoritmos que se trabajan con alguna inteligencia artificial. De esta manera la plataforma puede ofrecer al usuario publicidad y sugerencias de todo tipo.
Es tan útil que las empresas se están capacitando para que puedan hacer contabilidades automáticas, “tenemos que aprovechar las oportunidades que nos dan las IA, rigiéndonos por el camino de lo moral y de lo ético”.
Robles González reconoce que “como en todo”, también habrá malas prácticas o riesgos como la suplantación de voz, video e identidad; se podría incluso crear armas mortales.
Las noticias, las imágenes, videos o diseños también serán manipulables, “algún medio de renombre terminará publicando alguna noticia creada por inteligencia artificial”. Y frente a las posibilidades infinitas, “es por lo que muchos quieren apagar la IA”, explica.
Su alcance puede llevar a una guerra política y tiene aplicaciones infinitas, por ello existen otras IA que surgen precisamente para detectar plagios o cualquier otro material digital que sea peligroso o no real, “con usos muy específicos”, señala.
¿Reemplaza humanos?
Existe cierta preocupación en muchos sectores por las consecuencias de perder el trabajo por las máquinas. Manuel Robles confirma que en algunos casos sí reemplaza a los humanos, como por ejemplo a los desarrolladores de software.
“Pero si aprenden a manejar las IA, se vuelven más valiosos. Por ahí va el mundo, por ahí va el crecimiento”. Por ello, explica que en el caso de los periodistas y otras profesiones, además de lo ya mencionado, la inteligencia artificial puede ser de gran ayuda.
“Con la IA el periodista ya no va a redactar, esta buscará hasta las palabras que debe usar, hasta para el tipo de público; y no vas a poder superarla, no hay forma, porque tiene toda la ciencia metida en la creación de un texto”.
En noviembre de 2021, la Unesco publicó “Ética de la inteligencia artificial para generar políticas internacionales y nacionales”, así como marcos regulatorios para garantizar que estas tecnologías emergentes beneficien a la humanidad en su conjunto.
“Una IA centrada en el ser humano. La IA debe estar al servicio de los intereses de los ciudadanos y no al revés”, precisa la Unesco.
Manuel Robles agrega: “Tienes que subirte a este tren o si no te quedas; hay cosas que nosotros no vamos a poder cambiar, entonces, si nosotros partimos desde una camino basado en la moral y la ética, lo que hagamos será por un bien común”.