Escondido entre hierbajos y ásperas rocas, además del vaivén de los vehículos que circulan con dirección a Paso Limón y San Cayetano, se esconde una pequeña pocita que resucita en temporada de lluvia y que ha sido el atractivo de muchas familias para relajarse.
El agua de las precipitaciones se encierra entre piedras y mallas que no permiten que se filtre tan rápido, convirtiéndolo en “ojito” completamente limpio y natural; siendo un fragmento del vetusto río Sabinal.
Paola y su familia disfrutan de este afluente mitigando el calor. Un poco cohibidos a la lente agregan: “sería importante que las autoridades voltearan a ver este “huequito” olvidado, ya que requiere atención para hacer de él un espacio recreativo y no solo cuando llueve”.
Actualmente con las altas temperaturas que se han presentado en Tuxtla, el “ojito” de agua ha cumplido su función; es un buen recinto de descanso y recreo para algunos niños que han arribado, lamentablemente esto es momentáneo, ya que una vez disminuyendo las lluvias el poco líquido que logró captar se evapora con el intenso calor, dejando nuevamente rocas y algo de muzgo que se forma con la humedad.