La tangara chiapaneca: el ave que resurge

La tangara chiapaneca: el ave que resurgeEsta ave ha sido registrada en El Triunfo. Carlos López / CP

Entre el dosel de selvas húmedas y cafetales de la Sierra Madre de Chiapas, un ave endémica libra una batalla silenciosa por su supervivencia. La tangara chiapaneca (Pocellostreptus cabanisi), una especie icónica pero esquiva ha sido registrada en solo siete puntos de la Reserva de la Biosfera El Triunfo tras tres años de monitoreo científico.

Con hábitos que la mantienen oculta en las copas de los árboles y una población en declive, el pájaro de plumaje vibrante enfrenta la extinción y está clasificado como en peligro en México (NOM-059) y vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

La investigación, detallada en la revista Aves de Áreas Naturales Protegidas de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas del mes de junio del 2025, con el nombre “Entre doseles y cafetales: el vuelo oculto de la tangara chiapaneca”, fue coordinada por Rossana Megchún Guerrero, especialista de la Reserva de la Biosfera El Triunfo.

Investigación

Megchún Guerrero dirigió un equipo multidisciplinario que incluyó guardaparques, comités de vigilancia comunitaria y tres estudiantes, quienes entre 2022 y 2024 recorrieron los cinco polígonos núcleo del área protegida.

Su metodología era registrar minuciosamente la altitud, tipo de vegetación y comportamiento durante avistamientos, logrando documentar a 84 individuos en un rango altitudinal inédito (mil 330-mil 800 metros sobre el nivel del mar -msnm-).

Hallazgos

Los hallazgos revelan que esta especie, limitada al sur de México y Guatemala, sobrevive en parches de selva perennifolia, bosques secundarios y hasta plantaciones de café cercanas a bosques primarios, donde incluso anida. “Su baja densidad y preferencia por el estrato alto dificultan su estudio”, explica el reporte.

Por ello, a partir de 2025 se implementará un monitoreo sistemático en dos sitios clave: Finca Custepec (La Concordia) y Santa Rita (Ángel Albino Corzo).

El esfuerzo, que combina ciencia y participación comunitaria, marca un hito en la conservación de un ave que simboliza la frágil biodiversidad chiapaneca.