La triste historia del indígena Agustín Jiménez

El indígena tseltal Agustín Jiménez Toledo, originario de la comunidad Guanal, en el municipio de Ocosingo, ubicada en la Selva Lacandona, se debate entre la vida y la muerte desde hace una semana, sin que sus familiares sepan el porqué.

Su hijo Flavio contó que el jueves de la semana pasada su padre, que tiene un cargo de túnel (servidor de la Iglesia católica) y su hermano Jesús Jiménez Alfonso, viajaron de Guanal a la cabecera de Ocosingo para que retirara el dinero de uno de los programas federales de los que es beneficiario y, posteriormente, para comprar algunas cosas.

“A las dos de la tarde llegaron a Ocosingo, fueron a retirar el dinero (seis mil pesos) y luego fueron a comprar algunas cosas al mercado público. Estuvieron dos horas, luego mi papá le dijo a mi hermano que iría a dejar las cosas a casa de un familiar en la que se iban a hospedar, a 10 minutos del mercado. Fue, dejó las cosas y regresó, y le dijo a mi hermano que volvería en seguida, por lo que se quedó esperando para ver qué más comprarían”.

Señaló que “pasaron dos, tres, cuatro horas y no llegó, por lo que empezó a buscarlo y a preguntar con los familiares. Entró la noche y nada. Nadie supo dónde estaba. El viernes temprano siguió buscando mi hermano y a las siete de la mañana lo encontró tirado inconsciente en la calle, un poco lejos del mercado”.

Continuó: “Mi hermano pensó que tal vez había tomado, pero no, no olía a alcohol, solo que no despertaba. No tenía sus pertenencias, como que lo habían asaltado. Lo llevaron al Hospital Básico Comunitario, pero como mi hermano no habla muy bien el español no lo recibieron. Lo llevó a la casa de un familiar, sin saber qué hacer. Dos días se quedó pensando que iba a despertar, pero no, estaba inconsciente, por lo que unos familiares lo volvieron a llevar a al hospital”.

En entrevista telefónica, comentó que “esa noche se quedó en el hospital y le hicieron una tomografía, en la que resultó que tenía un golpe fuerte en la cabeza; los médicos no supieron dar bien el diagnóstico de qué le ocurrió, pero vieron que tenía sangre en la cabeza; dijeron que no podían hacer el traslado y todo se complicó; dijeron que le quedaban pocas horas de vida, que iba a morir”.

Expresó que ante ese diagnóstico, la familia decidió regresarlo a la comunidad que está a unas seis horas por una carretera de terracería y llena de lodo. Su traslado se realizó por medio de una camioneta en la que transportan ganado. “Seguía con signos vitales y respiraba; aguantó el viaje a pesar de las condiciones del camino y del vehículo”, agregó.

Afirmó que “la familia decidió sacarlo del hospital y llevarlo a la comunidad, solo para esperar que en unas horas muriera, pero cuando llegó como que quería hablar y tenía hambre”, por lo que con sus propios recursos fue sacado en avioneta a Comitán y luego llevado a Tuxtla Gutiérrez, para que fuera internado en el hospital “Gómez Maza”.

“Mi papá, de 63 años, está en terapia intensiva y nos dijeron los médicos que se encuentra muy grave, que ya no pueden hacerle una cirugía”, dijo.

Flavio pidió a las autoridades competentes que se investigue el caso, porque “en Ocosingo pasan muchas cosas. Nos preocupa que las personas que tienen cargos son a las que más persiguen”.

También solicitó que en el hospital se le brinde la mejor atención para que pueda salvarse.