La vida de un alcohólico recuperado en AA

Nadie sabe qué causa los problemas con el alcohol, aunque los expertos en salud creen que una persona adicta a las bebidas embriagantes puede ser por una combinación relacionada con los genes, el medio ambiente, la psicología, tener baja autoestima, entre otros factores. Los riesgos a largo plazo por beber una cantidad excesiva, son graves.

Especialistas consideran como alcohólico a una persona que toma más de dos tragos al día, 15 o más tragos a la semana, o con frecuencia apetece tomar alcohol. Además consideran que si una persona tiene un padre con trastorno por consumo de alcohol, se está en mayor riesgo de problemas de alcoholismo.

En un diálogo con un alcohólico recuperado, de 75 años de edad, quien acudió por vez primera a un grupo de Alcohólicos Anónimos (AA) hace 37 años y no ha vuelto a tomar ninguna bebida embriagante, al preguntarle por su vida como alcohólico activo expresó que con frecuencia permanecía beodo por más de una semana y en alguna ocasión fueron 40 días consecutivos; inútilmente había intentado superar su adicción mediante tratamientos médicos, psicológicos, “limpias” y juramentos religiosos. Llegó a pedir limosna para comprar alcohol industrial de 92 grados y seguir ebrio.

Como anécdota, relata la ocasión en que presionado por su familia acudió con un brujo. Mientras el curandero le golpeaba con ramas impregnadas de fuerte olor y expresaba en voz alta su deseo de que saliera de ese cuerpo la enfermedad de alcohol, él para sus adentros decía “que no salga, que no salga”.

De sus experiencias en la agrupación de la que forma parte, hizo saber que desde su primera visita a AA -que ocurrió el 2 de mayo de 1983- con gusto ha ocupado todas las responsabilidades que se asignan en los grupos, como preparar el café, coordinar las reuniones que organizan, representar al grupo ante un área (formado por muchos grupos) y fungir como coordinador de una de esas áreas, entre otras tareas.

En alguna ocasión -precisó- fue candidato para representar a todos los grupos “de la doble A” del país ante las oficinas centrales de esa organización que se encuentran en Nueva York, sin lograr este propósito.

También hizo saber otras experiencias que valoró como gratificantes. Este calificativo con el que recordó esas vivencias era innecesario que lo expresara, su rostro mostraba la satisfacción que experimentaba al hacer los siguientes relatos.

En una estación de radio que funciona en la capital de Chiapas, por espacio de seis años participó en el programa “Pregúntale a un alcohólico”, que se trasmitía una vez por semana.

Esta experiencia le llevó a adquirir una cabina de radio debidamente equipada para grabar esas transmisiones que se emitían una vez por semana. El propósito de esa difusión era el de llevar el mensaje de AA a quienes todavía sufren por su alcoholismo.

Recordó que todos los grupos que pertenecen a la Central Mexicana de Servicios Generales de AA, AC, cada cuatro años organizan una convención nacional.

En 1996 la reunión se llevó a cabo en Acapulco y en esa ocasión, ante más de 25 mil participantes, le correspondió fungir como maestro de ceremonia en la inauguración y clausura de ese acto.

Otra vivencia en 1993 fue cuando con otros compañeros viajó a la isla de Cuba para formar en La Habana el primer grupo de AA. Fueron tantos y tan diversos los obstáculos que sortearon, de manera que a ese grupo lo denominaron “Sueño”, porque eso fue, una quimera que pocos confiaban que se hiciera realidad.

Entre otras dificultades, el gobierno cubano veía con recelo esas reuniones, por lo que en sus sesiones había dos policías y no disponían de un espacio ni mobiliario para las juntas, los interesados debían llevar su propia silla.

En el viaje en que echó a andar ese primer grupo, el entrevistado y otros llevaron casi 250 kilos de literatura para los nuevos miembros, quienes se juntaban en el atrio de una iglesia.

Actualmente es miembro de uno de los grupos que colaboró para su creación en Tuxtla Gutiérrez.

La charla concluyó cuando el entrevistado expresó: “Tengo la convicción que de no ser por Dios y Alcohólicos Anónimos, hace muchos años que ya estaría muerto”. Este comentario ha sido escuchado en otros miembros de esa misma agrupación.

En el grupo no consideran la recuperación como tal, en la medida que siempre existe el riesgo de que vuelvan a ingerir bebidas alcohólicas, por ello sus integrantes se proponen abstenerse de tomar licor por 24 horas y renuevan el mismo propósito al día siguiente.