La visita pastoral del papa Francisco a Tuxtla Gutiérrez

15 de febrero del 2016.- Son las tres de la tarde con cincuenta minutos. Estamos a 32° C. El calor es insoportable. Varias personas ya han sufrido de insolación, deshidratación y algunos desmayos, después de haber hecho una fila de más de tres kilómetros para ingresar al estadio de fútbol. En estos momentos hace su arribo al estadio zoque Víctor Manuel Reyna el papamóvil que transporta a su Santidad el papa Francisco, en homenaje a San Francisco de Asís, “Tata Chico”. Se escuchan los atronadores gritos y aplausos de los más de 42 mil fieles que se dieron cita en este lugar, desde las ocho de la mañana, para estar presentes en la visita pastoral que nos hace el día de hoy el sucesor de Benedicto XVI, el papa Francisco, que por primera vez viaja a México, a Chiapas, a San Cristóbal de Las Casas y ahora a Tuxtla Gutiérrez, capital del estado.

Ahora, el Santo Pontífice argentino, Jorge Mario Bergoglio, desde su papamóvil va saludando a los fieles católicos que casi se desgarran la ropa de alegría, de emoción, de estar presentes en uno de los acontecimientos más importantes de su vida religiosa: la histórica visita pastoral del Vicario de Cristo, quien hizo un viaje transatlántico en avión del Palacio Apostólico Vaticano a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, más de nueve mil 994 kilómetros, en dieciocho agotadoras horas, para poder saludar a la multitud de feligreses de la Iglesia católica del pueblo de Chiapas, y parte de Centro y Sudamérica.

Por fin, la multitud despierta de su letargo. Hoy es el gran día. ¡Cosa insólita! Por fin vemos al Santo Papa en persona, en carne y hueso. En estos momentos, las multitudes rugen como jaguares. El grito de emoción de los cuarenta mil feligreses se escucha unánimemente. En las gradas, se intensifican las olas humanas. Los reporteros gráficos se arremolinan.

El papamóvil sigue su recorrido (a una velocidad moderada de entre 20 y 30 kilómetros por hora), por el óvalo del estadio de futbol que hoy más que nunca, luce un lleno total, pues se le agregaron 18, 242 sillas a la cancha. El papa Francisco saluda y bendice a los feligreses de las distintas comunidades religiosas que en estos momentos permanecen de pie en la tribuna y en la cancha para saludar con las manos en alto al Santo Padre, que no se cansa de saludar y bendecir a los cientos de personas de distintas nacionalidades, estados y municipios chiapanecos.

El papa luce esta tarde una sotana de color crema, un solideo del mismo color (gorrito redondo) y una cadena, que pende de su cuello con una cruz plateada (de un Cristo Resucitado), y lentes claros, transparentes. Como siempre, le acompaña una eterna, alegre sonrisa. Así como “La Sombra”, Domenico Giani “Shadow”, el ángel de la guarda del Pontífice, comandante del Cuerpo de Gendarmería de la Ciudad del Vaticano y escolta personal del Santo Padre. Como se recordará, Jorge Mario Bergoglio es el primer papa jesuita, electo el 13 de marzo del 2013.

Después de haber recorrido el ovalo, el Obispo de Roma desciende del papamóvil y se dirige a la silla papal, acompañado de los prelados de Chiapas monseñor Fabio Martínez Castilla, arzobispo de Tuxtla Gutiérrez y el obispo de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas monseñor Felipe Arizmendi Esquivel. La silla de madera tenía la letra “M” de misericordia, pues “el nombre de Dios es misericordia”, había escrito el Papa. Discretamente se observa que la seguridad en el primer círculo está a cargo de la Policía Federal Preventiva y de la Guardia Suiza. Sin embargo, el Jefe de la Iglesia católica busca la cercanía de la gente, a los niños, a los ancianos y a los enfermos; en particular, de los pobres, de los indígenas, de los presos y de los migrantes; a quienes les sonríe, los saluda y los bendice.

Fue monseñor Fabio Martínez Castilla, arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, quien le dio en este estadio la más cordial de las bienvenidas al papa Francisco.

A continuación, el Sumo pontífice, representante de Cristo en el planeta, de 79 años de edad, sostiene un encuentro con las familias de México: con 200 matrimonios con más de 50 años de casados por la Iglesia católica, teniendo como testigos de honor a los representantes de las 92 Diócesis del país y a más de 42 mil feligreses. Así como del gobernador del estado Manuel Velasco Coello y su distinguida esposa Anahí Giovanna Puente Portilla de Velasco, que estaban sentados como uno más de los feligreses. Los indígenas lucen sus vistosos atuendos. En su lengua materna comentan, en voz baja, este acontecimiento. Todos escuchan atentos las palabras de aliento, de ánimo, de renovación de la fe en la Iglesia de Cristo. Cuatro familias dieron su testimonio de vida, profesando la religión católica: Familia Hernández Roblero (Aniceto y Griselda), Morales Montoya (habló por su familia el joven Manuel Morales), Gómez Castillo (Humberto y Claudia) y Beatriz Muñoz Hernández (madre soltera). El papa abrazó, por separado, a la pareja con más de 50 años de matrimonio, al joven Manuel de solo 14 años en sillas de ruedas, a la pareja de divorciados y vueltos a casarse, y a la madre soltera, después de haberlos escuchado.

Mensaje del papa Francisco a las familias: “Doy gracias a Dios por estar en esta tierra chiapaneca. Qué bueno estar en este suelo, es bueno estar en esta tierra, es bueno estar en este lugar que con ustedes tiene sabor a familia, a hogar. Le doy gracias por sus rostros, por su presencia, le doy gracias a Dios por palpitar de su presencia en la familia de ustedes…”. Más adelante señaló: “Dios no sabe hacer otra cosa. Siempre le echa ganas, porque su nombre es amor, misericordia… Prefiero una familia herida, con cicatrices, a una familia enferma de soledad, de aislamiento por el miedo a amar… Es conveniente, eventualmente tener discusiones en pareja, incluso que vuele uno que otro plato, mi única recomendación es nunca terminar la noche sin pedir perdón… Es tiempo del reencuentro y de la reconciliación, donde la familia es punta de lanza en la formación de sociedades prósperas…”. Finalmente, agradeció a las cuatro familias que compartieron sus testimonios de vida.

“¡Se ve, se siente; el Papa está presente!”.

Al escuchar los feligreses las palabras del Pastor Universal, al amparo del cielo chiapaneco, en el horizonte tuxtleco, aparece un nuevo haz de luz, ¿acaso es el amanecer de una nueva era?: ¿La del entendimiento humano o la de su reconciliación con su creador?, ¿La de la renovación de la fe y del amor al prójimo o para cicatrizar las heridas físicas y espirituales?

Es la segunda ocasión en que los tuxtlecos tenemos la visita pastoral de un papa; la primera vez fue el 11 de mayo de 1990 cuando llegó Juan Pablo II, quien fue recibido en el aeropuerto de Terán por el obispo monseñor Felipe Aguirre Franco, a quien le debemos sus buenos oficios para que el santo papa visitara a esta ciudad capital. El día de hoy, la ciudad de Tuxtla Gutiérrez ha sido distinguida nuevamente con la presencia del papa Francisco, el máximo jerarca de la Iglesia católica, en su primera visita pastoral a México. A las 8:50 horas llegó el avión, al Aeropuerto Internacional “Ángel Albino Corzo”, que trajo al Pastor Mayor de la Iglesia católica al estado de Chiapas. Fue recibido por el gobernador Manuel Velasco Coello y su esposa Anahí Puente de Velasco. Al bajar del avión, el gobernador le dijo: “En Chiapas lo recibimos con entusiasmo y confiamos que su mensaje llenará de esperanza, fe y paz a nuestro pueblo”. Se saludaron de mano. El papa subió al helicóptero, que sobrevoló el Glorioso Cristo de Chiapas, saludó y bendijo a los fieles que se dieron cita en ese lugar y se dirigió a San Cristóbal de Las Casas. Más tarde regresó a la capital del estado. “Chiapas te recibe con el corazón y los brazos abiertos”, dice un letrero en tamaño gigante. A las 15:40 horas fue recibido por el presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado, Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor, su esposa Martha Muñoz Constantino y sus tres hijos: Isabela (de 5 años), María (de 3) y Fernandito (de un año). Isabela entregó al Papa un ramo de rosas blancas y Luis Fernando (presidente municipal), una réplica del Cristo de Copoya, un busto de ámbar y el “Pergamino de Visitante Distinguido”. En la izquierda de la parte superior del pergamino figura el escudo de armas de la ciudad con la leyenda Gobierno Municipal 2015-2018 y en la derecha un logotipo con las palabras Tuxtla Gutiérrez. Se lee el texto: “Se enorgullece en nombrar Visitante Distinguido a S. S. papa Francisco, sumo pontífice de la Iglesia Católica, por su visita a esta ciudad capital. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, febrero de 2016. Lic. Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor, presidente Municipal Constitucional”. Y con letras manuscritas muy chicas: “Padre que tus huellas en esta ciudad nos guíen por la ruta del amor, la paz y la misericordia. Gracias por tu visita y bendición. ¡Que Dios te guíe, te aliente y te cuide por siempre! Tuxtla te ama”. Enseguida, el presidente municipal le pregunta al papa: ¿Cómo logra ser feliz? La felicidad no se busca, se encuentra; sé feliz sin serlo. Dios tiene algo más grande que simple felicidad para ti, le respondió el Papa.

Finalmente, el papa Francisco se pone de pie y se dispone abordar nuevamente el papamóvil para dirigirse a la catedral metropolitana de San Marcos. La prensa, la radio y la televisión, siguen al papamóvil con interés, emoción y curiosidad el recorrido que hace en estos momentos el Sucesor de Pedro.

Afuera del estadio, cientos de feligreses saludan al Patriarca Universal. Más de doscientos agentes de tránsito municipal tienen a su cargo el operativo vial, para facilitar el libre tránsito del papamóvil por toda la capital chiapaneca, desde el estadio zoque Víctor Manuel Reyna, que se va por la calzada de las Etnias, con dirección a la 5ª. Norte, Calle Central, Avenida Central y de la Catedral Metropolitana de San Marcos a la calzada Ángel Albino Corzo y finalmente al parque recreativo Chiapasiónate, para completar un recorrido de 7.5 kilómetros en la capital chiapaneca. El Papa va pasando en medio del río de gente de todas las edades y clases sociales. Una enorme, larga, valla humana mira con admiración al líder de la Iglesia católica y facilita la circulación del papamóvil, entre gritos, aplausos y vivas. Señoras y señores, ¡qué alegría!, ¡qué emoción! Vive la gente. Vaya, hasta el clima fue benigno en la tarde: estuvo a menos 30° C., con cielo despejado, después de días nublados y un día caluroso.

Por primera vez, pobres y ricos compartieron las inclemencias de un día soleado, las incomodidades de las aglomeraciones de un estadio, la falta de agua para tomar y de suficientes sanitarios públicos; pero todos estaban felices, contentos de haber visto al Mensajero de la Paz y de haber recibido su bendición.

“Valió la pena la asoleada”, comentó una señora.

El papamóvil pasa frente a la Catedral Metropolitana de San Marcos, el papa de origen americano la bendice a su paso. Sin detenerse, se dirige al parque recreativo Chiapasiónate para saludar y bendecir a los fieles católicos que se dieron cita en ese lugar y, si da tiempo, bendecir una placa alusiva a su visita a Chiapas. La gente se arremolina en torno al Mensajero de la Paz, quien viaja entre gritos, aplausos y vítores de la gente. Cientos de cámaras fotográficas, celulares y grabadoras salieron a relucir. Los jóvenes gritaban las consignas:

“¡Francisco, Chiapas está contigo!, ¡Francisco, Chiapas está contigo!”

“¡Viva el papa Francisco!...

“¡Vivaaa!”...

“Clap, clap, clap!”, se escucharon fuertes aplausos.

A lo lejos viaja una voz:

“Por favor, no se olviden de rezar por mí”.

Fue de esta manera como la ciudad de Tuxtla Gutiérrez tuvo la gracia, el privilegio y la honra de ser el anfitrión del papa Francisco, el líder de la Iglesia católica y jefe del Estado Vaticano, en el amanecer del siglo XXI. El papa, un misionero de la Paz físicamente vigoroso, de carácter jovial, alegre y, hasta cierto punto, bromista. Los chiapanecos y tuxtlecos, lo recordarán con emoción, con alegría y con nostalgia.