La celebración a San Sebastián Mártir
La feria celebra al patrón del pueblo, San Sebastián Mártir; es considerada la más importante de esa zona. A.L. M. / CP

El santo patrono del municipio de Berriozábal, San Sebastián Mártir, fue celebrado del 17 al 22 de enero como cada año por los pobladores de esa región.

Durante siete días se realizan varias actividades como el tradicional rito de bendición en casa del fiscal, procesión de la parroquia a la represa y la tradicional carrera de caballos.

La feria celebra al patrón del pueblo San Sebastián Mártir, la cual es considerada la más importante de esa zona.

El día del patrón es el 20 de enero, donde el sector católico realizan ceremonias religiosas que inician con las mañanitas en la iglesia, la cual se encuentra adornada de forma bastante original, ya que en la decoración de la Iglesia se ocupan hamacas.

Historia

El nombre “Sebastián” significa “digno de respeto. Venerable”. Sebastián nació en Narbona (Francia), en el año 256, en el seno de una familia militar, noble y cristiana, y se educó en Milán, Italia, para seguir la carrera militar de su padre.

Marchó a Roma, donde ya se hacía insoportable la persecución contra los cristianos por causa de la fe, para confortar y ayudar a los seguidores de Jesús de Nazaret.

El emperador Diocleciano nombró a Sebastián capitán de la primera unidad o cohorte de la guardia pretoriana que tenía como misión escoltar y proteger a los emperadores romanos.

Era muy respetado por todos y apreciado por los emperadores Maximiano y Diocleciano, que no estaban enterados aún de que Sebastián era cristiano.

Cumplía con sus deberes y la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios a los ídolos. Aprovechaba su cargo para visitar, auxiliar y animar a los cristianos encarcelados por causa de Cristo. Sin embargo, esta situación no podía durar mucho, y finalmente fue denunciado al emperador Maximiano.

Fue condenado a morir a flechazos: los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, retirándose después al darlo por muerto.

Sin embargo, sus amigos que fueron testigos a distancia, se acercaron y al verlo todavía con vida lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene, que lo mantuvo escondido en su casa y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.

Murió en el año 288, en Roma. Maximiano, en su dureza de corazón, mandó a que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián, en el lugar donde hoy se levanta la basílica homónima.

El culto a San Sebastián es muy antiguo; es invocado contra flechas envenenadas, peste, enfermedades y por la conversión de los enemigos de la religión.

Es patrono de los arqueros, los soldados y los atletas y además es llamado el “Apolo cristiano”, ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general.