El uso agrícola en toda la cuenca, la deforestación y la carencia de una planta de tratamiento de aguas que controle los afluentes de la ciudad de Comitán, son los principales factores que tendrán que tomar en cuenta para mejorar la calidad de agua que llega a los Lagos de Montebello y si bien, eso tendría consecuencias positivas importantes, la investigadora, Margarita Caballero Miranda, dijo que los cuerpos de agua y sus alrededores “nunca volverán a ser los mismo de antes”.
En el Seminario Institucional “¿Qué está pasando con los Lagos de Montebello, Chiapas?”, organizado por el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la integrante del Grupo Estudios Paleoambientales, especificó que desde los años 50, la zona de estos cuerpos de agua comenzaron a recibir “un enorme impacto humano”.
“Esos lagos han sido turbios desde entonces, y más lagos han empezado a hacerse turbios. Este cambio ha tenido golpes brutales para el ecosistema entre los años 2000 y el 2015”, declaró.
Detalló que los efectos observados en los lagos son compatibles, con la alta deforestación, entrada de material orgánica de fuentes agrícolas, aguas residuales y con el calentamiento global. Determinó que “si no se hace nada, todos van a acabar atrofiados”.
Investigación
La bióloga ha investigado los sedimentos de diversos cuerpos de agua de la región, detalla que parte de los resultados derivados de procedimientos meticulosos, es que en que entre 1960 y 1970, la erosión comenzó a aumentar.
“El agua inicialmente, solo tenía las diatomeas (algas) autóctonas locales, y una productividad más o menos limitada; conforme aumenta la erosión, poco a poco van apareciendo las especies indicadoras de perturbación, y lo vemos en cómo cambia el tipo de sedimento”, explicó.
Ahondó que se tiene una “larguísima historia de perturbación”, sin embargo, los proceso que se comenzaron a reportar hasta los años 2000, cuando en realidad la tendencia tiene décadas de estar ocurriendo, pero los ecosistemas ya llegan a umbrales en los que se dan los cambios más significativos.
Uno de los motivos, dijo, es que en la zona se usan muchos fertilizantes con base de sulfatos, los afluentes de las zonas agrícolas están creando lagos sulfatados.
“Alrededor del año 2005 se ven los cambios más importantes, más o menos coincide con los reportes de las personas que se empiezan a quejar de que el problema es generalizado, pero estamos viendo la historia de perturbación, y esa historia data de los años 60”.
Expuso que los mapas digitales dan cuenta de que hay grandes áreas deforestadas, aunado a los grandes incendios y sequías del 98 y 2010. Además, hay lagos que tienen “un cambio del 100 % del ecosistema”.
Daños irreversibles
“El lago ya no se recupera, no tiene la resiliencia para regresar, y lo que sucede es que las especies planctónicas y las bentónicas se volvieron chiquitas”, dijo y agregó que esta es una de las características del calentamiento global.
Acotó que “ya no estamos en el mismo mundo que antes. Ahora tenemos una tendencia al calentamiento, desgraciadamente, no hay datos de estaciones meteorológicas locales… El lago tiene que recuperarse, pero ya no están las mismas condiciones, no puede regresar al ecosistema pero puede generarse un nuevo ecosistema con especies enanas, es la tendencia global que se ha visto en estas condiciones”.