En la capital chiapaneca, la navidad ilumina calles, edificios y hogares, sin embargo, entre esa luz festiva también acecha un riesgo que cada año se hace visible en hospitales y en las manos lastimadas de niñas y niños: las quemaduras provocadas por luces navideñas defectuosas y pirotecnia mal utilizada.
Precaución, recomiendan
Ante este panorama, Eder Mancilla, titular de Protección Civil (PC) municipal, advierte que diciembre es un mes donde la emoción suele ganarle terreno a la precaución.
Un cable pelado, una extensión saturada o una chispa que se escapa de un cohete pueden transformar la celebración en urgencia.
“Los incidentes aumentan justo cuando las familias se reúnen y los menores juegan cerca de decoraciones o cohetes”, comenta.
Las quemaduras marcan vidas
Las quemaduras no solo dejan marca en la piel. Cambian vidas, obligan a cirugías, a rehabilitaciones largas, a miedos que no se borran tan fácil como el confeti.
Por eso, las autoridades insisten: “las luces deben revisarse antes de colgarse; las conexiones, no improvisarse; la pirotecnia, no ponerse en manos pequeñas ni comprarse en sitios clandestinos”.
En muchos barrios de Tuxtla, la tradición de encender cohetes sigue siendo ritual y ruido de fiesta. Sin embargo, Mancilla recuerda que el sonido más urgente es el de la cautela.
Un grito de dolor
“Nada apaga más rápido una celebración que un grito de dolor”, agrega. Por tal razón, exhorta a las familias que observen, que enseñen, que elijan la seguridad sobre el instante de estruendo.
Asimismo, llama a revisar las instalaciones eléctricas en casa que usan luces navideñas: evitar sobrecargar tomas, comprobar que los cables estén en buen estado y apagar las luces cuando no haya nadie en casa o durante la noche.












