“Normalmente las serpientes no son animales que vayan y ataquen a la gente, son acontecimientos casuales”, declaró Alfonso Suárez Velázquez, encargado del Servicio Médico Humano del Zoológico Regional “Miguel Álvarez del Toro”, respecto de que son los propios seres humanos quienes han invadido las áreas de los estos ejemplares.
En el caso de Chiapas, de las 12 especies de nauyacas que se tienen registradas, es la real en la que se reportan más encuentros, los cuales están asociados con la manipulación de la especie (a veces en los hogares), con los que se dedican a traficar o, simplemente, ocurren incidentes en la parte urbana y rural.
Este animal se puede encontrar con mayor frecuencia en las regiones Selva, Norte y en parte de la Costa. Estos ejemplares solo se defienden cuando se sienten agredidos.
“Nunca la serpiente va a ir y va a buscar a la persona y la va a morder a propósito, normalmente eso no sucede. Su alimentación consiste en roedores, pequeñas aves, ranitas, etcétera”, refirió.
Mordeduras, un mero accidente
El contexto más reciente en la entidad muestra que elementos de la Dirección de Rescate Aéreo movieron a una mujer de 43 años del ejido Las Perlas (en Las Margaritas) a un hospital de Ocosingo, debido a que fue mordida por una nauyaca, sin embargo, recibió el tratamiento adecuado.
Los encuentros más frecuentes, explicó Suárez Velázquez, ocurren cuando las personas trabajan la milpa: la mordedura puede presentarse en los pies, tobillos o manos.
Uno de los factores que aumenta la presencia de esta víbora cerca de las comunidades, es que si las personas no tienen un buen manejo de la basura puede llegar la fauna nociva (que atrae a ratas, roedores) y se convierte en alimento para las nayuacas.
El veneno puede afectar el sistema nervioso, los tejidos musculares, el riñón o la coagulación. Cuando ocurre un incidente, es importante antes de las dos dos horas del mismo que se haga el traslado, para evitar daños mayores.