El laurel, un ingrediente omnipresente en guisos, sopas y platillos tradicionales mexicanos, esconde una historia que trasciende su uso culinario. Proveniente del árbol Litsea glaucescens, conocido como laurel mexicano, esta especie no solo aromatiza la gastronomía nacional, sino que también es una planta medicinal con raíces prehispánicas que hoy enfrenta una alarmante amenaza de extinción.
Entre cocinas y rituales
Desde épocas precolombinas, las hojas del laurel mexicano han sido valoradas por sus propiedades terapéuticas. Los pueblos originarios las utilizaban para tratar males como tos, dolor de estómago y hasta la epilepsia.
Con la llegada de los españoles, su similitud con el laurel europeo (Laurus nobilis) le otorgó su nombre actual, aunque su historia medicinal ya estaba escrita.
Hoy, su aroma impregna no solo ollas y cazuelas, sino también rituales como el Domingo de Ramos, donde sus ramas se integran en arreglos artesanales.
Antidepresivo
Una investigación reciente publicada en la revista Ecofronteras, del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), lideradas por científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), revelan que el laurel mexicano podría ser clave en el tratamiento de la depresión y la ansiedad.
Estudios en roedores demostraron que compuestos como el “ß-pineno” y el linalol, presentes en su aceite esencial, tienen efectos antidepresivos.
“Esto valida el conocimiento empírico de comunidades como los mazahuas, quienes usan en té para aliviar ‘nervios o susto’”, explica el estudio.
Aunque aún faltan pruebas clínicas en humanos, los resultados destacan la riqueza bioquímica de esta planta, cuyos terpenoides también se emplean en aromaterapia.
“Su humo oloroso, mencionado incluso por el naturalista Francisco Hernández en el siglo XVI, libera compuestos que ancestralmente se asociaban con la curación”, agrega el Dr. Ricardo Reyes Chilpa, investigador de la UNAM.
Urge su conservación
Pese a su importancia, el Litsea glaucescens está en riesgo crítico. La demanda comercial ha llevado a una sobreexplotación de poblaciones silvestres, ya que las plantaciones son escasas.
Su rama en el escudo nacional simboliza victoria, pero su supervivencia depende ahora de acciones concretas como promover cultivos sustentables, integrar a comunidades indígenas en su conservación y frenar la extracción ilegal.
El laurel mexicano encarna un sincretismo único, une tradiciones indígenas con influencias europeas y refleja la diversidad biocultural de México. “Hablar del laurel es hablar de nuestras raíces”, afirma el estudio de Alfredo López Coamal, Ricardo Reyes Chilpa y Silvia Laura Guzmán Gutiérrez.