Las celebraciones del Día de Todos los Santos y de Muertos no solamente se conmemoran con la exposición de altares o visitas a los camposantos; estas tradiciones -también- guardan misterios, miedos, escalofríos y hasta espantos; cobran “vida” aquellas leyendas, relatos de personajes u objetos que han dejado perplejos a propios y extraños.
Se trata, como dice el cronista Roberto Fuentes Cañizales, de una “realidad mágica” que adornan las historias que han trascendido con el paso de los años.
Tuxtla Gutiérrez se convirtió en una ciudad riquísima en lo que respecta al acervo cultural, relacionado con las cosas ocultas; la descendencia fundamental es zoque y se tiene toda una tradición que se han vuelto misteriosas.
A través de su libro Crónicas de la Realidad Mágica, relata 16 historias de personajes o leyendas que han causado miedo en la capital chiapaneca; dentro de ellas se encuentran:
-El misterio de San Roque
-El Pata de Chivo
-El arrecho
-La cueva del zope
-El Chinaca
-El espejo negro
-La bailadora
-La escuela
-La Cruz
-La Encamisonada
-El machete trunco
-El medio brujo
-El Veintecasas
-La Sima de las Cotorras
-El Cachot
-El hombre del Cupapé
Espantos
Una de las leyendas más sonadas en la capital de Chiapas tiene que ver con El Sombrerón; es un hombre que golpea a los ‘bolos’, los deja tan malheridos que esas personas dejan de beber.
Anteriormente, relata el cronista, toda la familia se reunía en los hogares, en las calles o en las banquetas para escuchar las leyendas en voz de los abuelos, los tíos o padres; sin embargo, con el paso de los años, se han ido perdiendo.
Las formas de rescatar estas historias, en fechas tan especiales para los mexicanos y chiapanecos, se da por la relación que existe entre la religión católica y las autóctonas con una máxima: que las almas regresan esos días para visitar a los familiares.
En nuestro país y en nuestra entidad también existen otras leyendas urbanas. Destacan:
-La Malhora
-La Llorona
-La Jolota Bailadora
-El Cadejo
-El Monstruo de la Cadena
-La Pierna Peluda
-La Muertita del Anillo
-Los Tumbacabezas
-El Sombrerón de los Altos
-El Caballo sin Jinete
-Lilimbaquet
-La Dama de Blanco
-El Zipe
-El Amigo
-El Duende Narizón
-El Carretón de San Pascualito
-La Pochota Encantada
El cronista reconoce una cultura muy poderosa, la norteamericana, que ha invadido espacios como el conocido Halloween, que nada tiene que ver con la celebración del Día de Muertos; no obstante, las celebraciones paganas, añade, se utilizaron para rendir tributos al diablo.
Leyendas
La Cueva de la Chepa, dice, hace referencia a una mujer que quedó abandonada por su novio en el lado norte de Tuxtla Gutiérrez: murió de hambre; cargada de coraje, el terror y el miedo -“quién sabe qué pactos haría”- se convirtió en un espanto.
La Posa del Cura, relata, es otra historia de la realidad mágica que involucra a un sacerdote que se ahogó; hoy, asusta a las personas.
El carretón de San Pascualito cobró fama en la capital del estado: se trata de una carreta que por las noches pasa recogiendo las almas de las personas que se van a morir.
Cuenta la leyenda que tú puedes ver el carretón, pero si él te observa, estás del otro lado y te lleva al Inframundo.
La Dama del Anillo es otra de las historias que causa terror; la historia recuerda a una joven que tomó un taxi pero no llevaba dinero; entregó al chofer una sortija como un pago simbólico en lo que conseguía el efectivo.
La sorpresa es que el conductor al llegar a la casa -días después del servicio- de la mujer que subió a la unidad, se enteró que esa persona llevaba años de muerta, situación que causaba un impacto y que secaba a quienes caían en la trampa.
Yendo para San Fernando, sobre la Cañada, La Dama de Blanco ganó popularidad en los últimos años; es una mujer que se sube en la parte de atrás de los vehículos: la impresión o el susto traían como consecuencia los accidentes en ese tramo carretero. La construcción de una capilla, comenta el cronista, calmó los incidentes.
Cementerios
Habitualmente los panteones están relacionados con espacios llenos de misterios, espantos, zozobra y hasta miedo; esto se debe, relata Fuentes Cañizales, a que hace décadas muchas personas fueron enterradas vivas y el aire que sopla en esos lugares recuerda a los difuntos.
También, agrega, en los cementerios se ven cualquier cantidad de sombras, velas encendidas y hasta tumbas que lucen tenebrosas.
Personaje
Fuentes Cañizales caracteriza al Sombrerón en un monólogo muy peculiar, porque agarra las personas en juicio y descontrola la actitud del espanto, debido a que busca, solamente, a individuos que se encuentran bajo los efectos el alcohol.
Un día, dice, El Sombrerón encontró a una persona que llevaba botellas de tequila a una fiesta; el sujeto -del susto- cayó del caballo pero la bebida nunca se derramó y así pasaron largas horas; ambos personajes hablando de las historias de espantos que han ganado terreno en la ciudad.
El Sombrerón, cuando no encuentra a bolos para asustar, opta por espantar a los rebaños, a las mulas, caballos o cualquier animal que encuentre en el camino.
Los altares, las celebraciones, las leyendas de terror y hasta los misterios que envuelven a los cementerios aún “viven” en el imaginario colectivo y forman parte de nuestra realidad mágica.