Elizabeth Carolina Acosta Santos decidió emprender su propio negocio desde muy joven para iniciar una carrera en el mundo fitness de la zumba, que por aquellos años no era tan popular en la ciudad. El camino no ha sido fácil, pero ha logrado consolidarse como empresaria, oficinista y, por supuesto, como instructora de varias disciplinas.
Liz, como la llaman todos, comenzó en el mundo fitness a los 23 años. Por una campaña política ofrecieron la certificación gratuita de zumba en Tuxtla Gutiérrez para promover la activación física en los parques públicos. Como era algo relativamente nuevo en la ciudad, se animó.
Nacimiento de una pasión
Sin saber que se convertiría en una de sus grandes pasiones, tomó la certificación junto a muchas otras personas, varias de las cuales no continuaron como instructores. Antes de eso había pocos en la ciudad, por lo general se vendían los ejercicios en CD´s para hacer ejercicio en casa.
Posteriormente, comenzó a popularizarse más la zumba, aunque predominaban más los instructores hombres que mujeres. Eso no fue para nada un impedimento. Comenzó a tomar otras certificaciones en diversas disciplinas de zumba fitness, como step, toning, kids, gold, aqua zumba, strong by zumba.
Su propio negocio
Después de algunos años dando clases en tres lugares diferentes, a la par que trabajaba en el sector privado por las mañanas, comenzó su inquietud por poner un estudio propio debido a que era muy pesado moverse a tantos lugares todos los días. Fue entonces que vio el lugar perfecto, que pudo rentar después de un tiempo.
Sin dejar pasar la oportunidad de iniciar algo propio, platicó con su mamá, quien sin pensarlo le dijo que la apoyaría. Entre las dos, con ideas de ambas, con recursos de ambas, fue que comenzó a materializar su propio estudio de zumba, sin dejar su trabajo de oficina.
Al inicio la combinación entre ambas actividades dice que no era tan pesada, porque era joven y ambos lugares estaban cerca, pero con el tiempo se fue haciendo más intenso porque la demanda de la oficina creció, además administrar un estudio requiere de mucho tiempo adicional que solo dar clases.
"Hay que ver la limpieza, ver los insumos que hacen falta, ir a comprarlos, que ya se descompuso algo, hay que ver quién lo repara, cosas de ese tipo. Deben estar más tiempo siempre. Ha sido complicado, pero lo he logrado. Mi día inicia a las 6 de la mañana y termina a las 12 - 1 de la madrugada".
El día a día
Liz comienza su día desde muy temprano, para ver la comida, lo del desayuno. Posteriormente se va a la oficina, de 8 a 4, su primer clase es a las 5, después se traslada a un gimnasio a dar clases de 7 a 9, de lunes a viernes.
Por si fuera poco, dice que, a veces aprovecha a entrenar un poco de fuerza para ganar resistencia muscular ya que las disciplinas que imparte son más cardío y requieren ejercicios adicionales. Al terminar sus actividades regresa a casa alrededor de las 10:30 de la noche, para preparar la cena y terminar pendientes de su estudio y del hogar. ©