Durante la adolescencia cada persona, tanto hombres como mujeres, padece una gran carga emocional y social ante las expectativas que debe cumplir tanto con la familia, amigos y la sociedad en general, algo que la puede volver muy vulnerable en esa edad, de los 10 a los 19 años.
En esta etapa pasan cambios muy fuertes a nivel físico y biológico, lo cual no es tomado muy en cuenta por los padres y madres de familia así como demás adultos en la vida de un adolescente, lo que muchas veces lleva a dificultades como malos entendidos.
Yadira Cruz Sánchez, responsable estatal del Programa de Atención a la Salud de la Adolescencia, comentó que como padres y madres se debe ser precavidos y estar atentos cuando los hijos adolescentes presentan cambios drásticos en su conducta en el día a día.
“Debe existir una comunicación constante para que como padres estén conscientes de sus deseos, necesidades, problemas y preocupaciones. No se trata de juzgar y ser autoritarios e imponer, lo mejor es mediar y estar conscientes de lo que conlleva esa etapa”, señaló.
“Las adolescencias son muy diferentes de acuerdo a diversas características que se van desenvolviendo y según el entorno geográfico, cultural y social en donde la persona se desenvuelve”, indicó.
Enfatizó que hay cambios durante la adolescencia que son normales, pero otros pueden ser una señal de alarma por lo que es importante que los padres estén siempre atentos para intervenir.
Por lo general los cambios son drásticos, como aislamiento, irritabilidad todo el tiempo, conductas violentas, desinterés repentino en ciertas actividades, cambios en su forma de vestir, entre otros.
Si como padres y madres hay preocupación por no saber cómo intervenir y ayudar a su hijo o hija, se puede consultar con un especialista para hacerlo de forma integral. Hay que eliminar estigmas y prevenir cualquier situación que pudiera lamentarse.
A través del Programa de Atención a la Salud de la Adolescencia se trabaja para brindar una atención integral y continua al adolescente y su familia. En él se realizan acciones de prevención de la violencia, salud mental, sexual y reproductiva, auditiva y visual.
Se trata de prevenir conductas de riesgo y padecimientos para revertir este flagelo.