Jorge Alberto Ramírez Matus, ginecólogo oncólogo y jefe de la Clínica de Colposcopia del Hospital Regional “Dr. Rafael Pascasio Gamboa”, indicó que el virus del papiloma humano (VPH) es bastante frecuente en nuestro medio, con un potencial de prevalencia en el cuerpo.
Actualmente se estima que hay más de 200 variantes, de las cuales, un promedio de 20 tipos virales son los que viven más en el tracto genital inferior, específicamente la vagina, la vulva y el cuello uterino.
Explicó que se contrae a través de tres formas: el nacimiento, sobre todo en las pacientes con una carga viral fuerte como condilomas, aunque es poco frecuente. Esto sucede en un promedio de uno sobre dos mil partos.
La segunda forma de contagio es por contacto con fómites u objetos contaminados, con un potencial de transmisión, aunque no el inodoro, es decir, para que el contacto sea de riesgo tiene que haber abrasión o trauma en la piel, ya que el virus no puede penetrar si la piel está íntegra.
Mientras que la tercera forma representa más del 90 por ciento de los contagios y es por actividad sexual sin protección, debido a que la misma produce abrasiones a la piel que permiten la introducción del virus, empezando el proceso de réplica celular.
El especialista dijo que dentro de los factores de riesgo para contraer el virus, el principal es la actividad sexual sin protección, sobre todo si es con múltiples parejas debido a que cualquier persona puede ser portadora en algún momento.
Existen grupos de población que tienen más susceptibilidad a contraer la infección, por ejemplo, quienes practican el sexo anal, aquellos con una vida sexual activa con dos personas o más, tanto en hombres y mujeres. En general, por edades hay mayor incidencia entre los 22 y 24 años de edad, rango de edad en el que la sexualidad se ejerce con mayor frecuencia.
El 70 por ciento de los pacientes que adquieren el virus se curan solos al tener un sistema inmune en buenas condiciones para contrarrestar y evitar la enfermedad, por eso aquellas personas con un padecimiento y que toman medicamentos, igualmente son propensas.
El virus tomó gran relevancia porque hace mucho tiempo era parte de un hallazgo dentro de la detección por Papanicolaou, pero sólo se señalaba como una infección y no se le daba mayor importancia.
Posteriormente se documentó que a las pacientes con cáncer cervicouterino se les detectaba con gran frecuencia la asociación del virus del papiloma humano, por lo que se empezó a investigar.
Fue así que se encontró que el virus como tal tiene un potencial de transformación de la piel del cuello uterino y tiene la capacidad, si persiste en el cuerpo por muchos años, de transformar las células hacia un cáncer cervicouterino invasor.