Minutos después de las nueve de la mañana el paso vehicular se cerró en el punto conocido como La Pochota. Los camiones provenientes de municipios cercanos de la capital le comunicaron a los pasajeros que otra unidad los esperaría del otro lado del bloqueo de maestros.
Esta situación afectó a trabajadores y estudiantes, quienes con molestias aseguraron que llegarían tarde a sus actividades; sin embargo, a paso apresurado comenzaron a atravesar el contingente que ya comenzaba a colocar algunas lonas.
Entre tantas personas el sector que más padeció esta situación fueron los adultos mayores y vendedores; quienes llevaban consigo productos que venden en las principales calles y mercados de la ciudad.
Doña María bajó a paso lento del camión, llevaba consigo un bastón que le ayudaba apoyarse. Delante de ella iba otro señor que al igual que ella tenía problemas para caminar, ambos recorrieron casi un kilómetro para tomar otro transporte que los adentrara a la ciudad.
“Es que tengo un problema en la cadera, pero así tengo que llegar al trabajo, siento que esta caminada me va dejar dolor en mis rodillas pero ya qué le hacemos, tenemos que seguir”, reveló doña María.
Transporte
Conductores de autobuses foráneos tuvieron que improvisar sus traslados para no perder el día, aunque es casi seguro que sí tengan pérdidas, pues reducir la ruta implicó reducir el precio del traslado.
“De lo que generamos diario perdemos un 20 o 30 por ciento cada que hay bloqueos, que es equivalente a 300 0 400 pesos”, aseguró Raúl, chofer de camión a Berriozábal.
No obstante, no hubo tiempo para lamentos, cada cinco minutos los camiones continuaron con sus rutas intermitentes, ida y vuelta de Berriozábal a Tuxtla y viceversa, con la esperanza de que pronto los maestros levantaran el bloqueo.