El panorama demográfico en México está experimentando una transformación profunda y Chiapas no es la excepción. La población de adultos mayores crece a un ritmo acelerado. El camino hacia una vejez digna requiere un cambio profundo en la conciencia social, junto a la aplicación efectiva de políticas públicas y la adecuación de los entornos urbanos para que todos los adultos mayores puedan vivir plenamente sus derechos.
Contexto estadístico
Según los datos y proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Consejo Nacional de Población (Conapo), la población adulta mayor en 2020 en la entidad era de 480 mil 190 personas, lo que constituía el 8.4 % de la población total del estado.
Las proyecciones muestran un aumento considerable, llegando a 676 mil 791 individuos (10.5 %) para 2030, y para 2070 se prevé que alcance el 23.7 % de la población total de Chiapas.
De acuerdo al Inegi, el índice de envejecimiento, pasó de 10.7 %, en 1990, a 28.7 %, en 2020 en Chiapas, indicativo claro de un proceso de senectud poblacional en ascenso acelerado.
La población nacional de 60 años o más era de 14.4 millones en 2020, representando el 11.2 % del total. Se estima que esta cifra ascenderá a 20.6 millones (15.0 %) para 2030 y se disparará a 48.3 millones (34.2 %) para 2070.
Calidad de vida
Los adultos mayores en Chiapas como en otras partes de México, enfrentan una serie de desafíos interconectados. El doctor Rogelio Ernesto Marcial Zavala de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), subraya que la vejez a menudo implica rechazo, invisibilización, exclusión, aislamiento y olvido.
Este fenómeno, conocido como edadismo y gerontofobia, contribuye a una percepción social negativa y opresiva de la vejez.
La discriminación también se agrava en el ámbito laboral, con limitaciones de edad para el empleo y la percepción de que las personas mayores son una carga o improductivas.
Además, los adultos mayores pueden experimentar una disminución de autonomía, perdiendo la capacidad de tomar decisiones propias, lo que les genera una sensación de indefensión.
La pobreza y la dependencia económica son factores clave que afectan el bienestar psicológico. La pensión insuficiente (36.3 %) y la falta de oportunidades laborales (20.9 %) son problemáticas principales.
Invisibles por movilidad
“Moverse a una edad avanzada suele ser más complicado, y en Tuxtla tenemos mucha población adulta mayor, pero no la vemos porque está en sus casas; la infraestructura de la ciudad, no los deja salir”, resalta en entrevista Joseliny Díaz Torres, del colectivo Menos Puentes, Más Ciudad.
Señala que en el centro de Tuxtla Gutiérrez, con estrechas banquetas y llenas de obstáculos, dificultan la movilidad, especialmente para personas vulnerables.
La falta de semáforos peatonales y la escasez de árboles que proporcionen sombra en una ciudad calurosa como Tuxtla, aumentan los riesgos de accidentes y golpes de calor a la que los adultos mayores están más expuestos.
La arquitecta e investigadora de la Unach, Marissa Monserrat Ibarra Gallardo, añade que el 75 % de los adultos mayores que sufren una caída no se recuperan, destacando el impacto de un diseño urbano excluyente.
Ibarra Gallardo, propone implementar el modelo de la OMS de “Ciudades Globales Amigables con los Mayores” con equipamiento geriátrico, diseño intergeneracional y senderos seguros en Chiapas.
Nueva gerontología
A pesar de los desafíos, los adultos mayores son un pilar fundamental en la sociedad. Las familias son un fuerte apoyo, y muchos adultos mayores siguen siendo productivos, aportando a la economía familiar.
La necesidad de un enfoque renovado para la vejez es palpable y la Unach ha implementado la licenciatura en Gerontología, buscando formar profesionales capaces de abordar las necesidades biopsicosociales de esta población.
Marcial Zavala plantea que los gerontólogos deben ser agentes de transformación social, deconstruyendo saberes preconcebidos sobre la vejez y ofreciendo una atención integral y humanista.
“La dimensión social es la que actualmente tiene mayor peso y urgencia de intervención para prevenir enfermedades y síndromes geriátricos desde edades tempranas”, destaca.
Políticas integrales
Carlos Miranda Videgaray, antropólogo e investigador gerontológico en la Unach, critica que el plan de estudios de Gerontología a menudo reproduce una narrativa biomédica del envejecimiento deficitario y forma profesionales con una visión “urbana” de la vejez, sin considerar las necesidades contextuales de Chiapas.
Él considera que México no tiene una política pública integral para los adultos mayores, y que el tema de los “viejos” sigue siendo utilizado con fines político-electorales. Propone que los gerontólogos deberían diseñar y participar en áreas como el desarrollo urbano y político para generar un impacto real.
En el estado, el camino hacia una vejez digna requiere un cambio profundo en la conciencia social, la aplicación efectiva de políticas públicas y la adecuación de los entornos urbanos para que todos los adultos mayores puedan vivir plenamente sus derechos.