Los Chiapa, relato de un pueblo olvidado en el imponente Cañón

Extraviado entre las paredes del Cañón del Sumidero se esconde el último refugio de los indios Chiapa, fieros guerreros que, cuenta la leyenda, habrían preferido la muerte antes que la conquista española.

Junto a expertos del INAH, Cuarto Poder realizó un recorrido por los suelos que pisaron los últimos héroes de la Mesoamericana Precolombina, las Ruinas de Berlín, el lugar verdadero desde donde los Chiapa habrían ofrendado la vida antes que someterse a la conquista.

Recorrido

Se necesitan aproximadamente 15 minutos de recorrido en lancha para poder arribar a la zona arqueológica del Berlín, un sitio prehispánico que albergó dos culturas precolombinas diferentes, la Zoque y la Chiapaneca (ésta última otorga su nombre a nuestro estado), un sitio que también obtuvo influencias de la civilización Maya y que actualmente se halla cerrado al público.

El lugar lleva este nombre en honor al arqueólogo alemán, Heinrich Berlin, quien estuvo becado por la Institución Carnegie de Washington en 1953, y realizó investigaciones en algunas zonas de Chiapas, entre ellas en el Cañón del Sumidero.

Ubicado a la orillas del caudaloso Grijalva, el Berlín es un antiguo asentamiento poblacional que además fue escenario de guerra donde muy probablemente se libró la última batalla entre chiapanecas y los conquistadores españoles, justo donde la leyenda cuenta que los nativos decidieron arrojarse al precipicio antes que ser dominados

Estructuras vivas

Hoy, debajo incandescente sol de la región, sobrevive la única construcción perteneciente a la cultura Chiapaneca en el estado, una de forma piramidal con base cuadrangular, la cual habría sido utilizada como centro comercial, ceremonial y habitacional.

El espacio que habría sido un sitio ceremonial originalmente, tendría 12 hectáreas de extensión, con forma de media luna desde una vista aérea.

“Es un lugar que ha tenido confluencia de tres culturas, principalmente Zoque, pero también Maya y particularmente Chiapaneca. Se trata de un sitio que inició en el 1400 antes de Cristo (a.C), con los albores de mencionada cultura”, informó Eliseo Linares Villanueva, arqueólogo adscrito al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Chiapas.

Por su situación geográfica, el lugar debió ser utilizado en sus principios como área de producción agrícola y que además dependía administrativamente de la zona arqueológica, ubicada hoy en día en la cabecera municipal de Chiapa de Corzo.

Antiguo escenario

Actualmente cuesta entender el método de acceso al lugar en aquellos remotos días, pero en la época precolombina, probablemente el río Grijalva era 15 metros menos ancho de lo que es ahora, ya que a raíz de la construcción de la presa Hidroeléctrica Manuel Moreno Torres, eI el río aumentó su tamaño. Además, el nivel del agua se elevó considerablemente.

Por ello, teóricamente es posible que hayan existido distintos accesos terrestres al sitio utilizado por los antiguos.De igual manera, este lugar tuvo que haber tenido un motivo de control comercial sobre la zona por parte de los zoques, ya que antiguamente los grandes afluentes eran utilizados por las antiguas culturas como vías de comunicación para ejercer el comercio y el transporte.

“Aproximadamente en el año 900 después de Cristo (d.C), este lugar comenzaría a tener relaciones comerciales con la civilización Maya, ya que por esa época los mayas se encontraban habitando muy cerca de la cuenca del Grijalva, donde probablemente entablarían relaciones comerciales”, añadió Linares Villanueva.

Prueba de ello, es que anteriormente en el Berlín se han encontrado vestigios de cerámica maya, lo cual comprueba la conexión social entre estas dos poblaciones prehispánicas.

Cultura Chiapaneca

Sobre los Chiapa se sabe que poco después del año 900 d.C, una cultura hipotéticamente originaria de Centroamérica arriba a lo que hoy es el municipio de Chiapa de Corzo, un grupo netamente guerrero y que nunca fue dominado por otra cultura mesoamericana, ni por los mexicas. Se trata de la población chiapaneca.

A su llegada se encuentran con asentamientos zoques ya deshabitados, pero el Berlín muy seguramente seguiría habitado por los zoques, mismos que serían dominados y desplazados por los recién llegados.

“La clara prueba de ello es la principal construcción del sitio, que tiene rasgos constructivos de un templo chiapaneca. Este lugar, con los zoques, tendría funciones ceremoniales y habitacionales”, enfatizó el arqueólogo del INAH.

Los chiapanecas instalarían su capital cerca de lo que hoy es el ex convento de Santo Domingo y dominarían los asentamientos todavía habitados por la población zoque, utilizándolos como tributarios.

Este grupo haría algunas modificaciones en las construcciones del sitio, pero no alteraría su estructura original, solamente crearían el monumento religioso que es visible para quienes transitan sobre el río Grijalva.

La mítica batalla de los Chiapa

Otro elemento de valor histórico que conserva el lugar, es que probablemente en él se habría suscitado la última batalla entre los chiapanecas y los españoles, posiblemente escenificando el primer etnocidio ocasionado por la Conquista, en los años de 1521.

“Investigadores como Fernán Pavía consideran que aquí se dio la última batalla entre nativos y europeos donde los chiapanecas serían conquistados definitivamente”, apuntó Eliseo Linares.

Y es que dentro de la zona arqueológica se encontraron restos de hierro y demás piezas que componían las armas que portaban los españoles.

Se sabe que los europeos y chiapanecas tendrían previos enfrentamientos, de los que los indios Chiapa salían victoriosos, hasta que una segunda oleada de conquistadores los obligó a buscar refugio en las ruinas descritas.

“Debido a la posición de las estructuras, se ha pensado que el lugar sirvió para refugiar a los líderes de la población debido a estar situado entre el río y las altas paredes del Cañón del Sumidero”, señaló.

De haber sido así, los españoles accederían por medio de uno de los senderos terrestres, apoyados por indígenas tlaxcaltecas, mexicas y zoques; también existe una teoría de que los europeos descendieron por las paredes montañosas por medio de gruesas caderas de hierro.

“El doctor Pavía también retiró el romanticismo a la leyenda del suicidio chiapaneca, y dice que ante el avance de los españoles, en la última batalla, los nativos iban retrocediendo y los que se encontraban atrás iban cayendo al río por la misma multitud”, puntualizó el arqueólogo.

De igual forma, por querer justificar una masacre, no se descarta que los mismos españoles hayan inventado el mito de que los chiapanecas se lanzaron por voluntad propia al precipicio.

Aunque se mantiene una posibilidad de que los chiapas, derivado de su fiereza en batallas prefirieran la muerte a la conquista.

Es decir, el lugar desde donde se lanzaron los chiapa fue a mitad de camino, entre lo que hoy es Chiapa de Corzo y la Presa Chicoasén. El sitio, donde se encuentran las ruinas de Berlín.

El último refugio de los chiapas actualmente está a orilla del río, pero para cuando las guerras de los chiapa, era un pueblo a mitad de la pared, pues el Grijalva se encontraba unos sesenta metros abajo, y antes de él filosas rocas.

Fue con el paso del tiempo y principalmente con la construcción de la Presa de Chicoasén, que los niveles se elevaron y el río prácticamente moja los cimientos de la civilización.