Su amor por la energía nació después de dejar sin electricidad un edificio; su pasión y dedicación por la física, las ciencias, el universo, y un imperante impulso por cumplir sus sueños, llevaron a María Luvina Ramos Moreno a ser astronauta análoga, en Cracovia, Polonia.
Ser astronauta era su sueño de infancia, en la travesía, perdió vuelos y bajó hasta seis kilos porque su tripulación decidió hacer una comida vegetariana; es la cuarta persona de Chiapas en hacer misiones, la segunda mujer. En el sureste mexicano, Luvina, es maestra de física en Secundarias Técnicas.
Astronauta análoga
“Un astronauta análogo es quien hace misiones en la tierra, no nos mandan al espacio, pero nos colocan en un hábitat aislado con más personas de otros países; la intención es ver cómo trabajamos en equipo y cada uno realiza una investigación personal; en el caso de mi misión, fuimos cinco mujeres”, declaró.
Misión 85 Lotus tiene un logotipo que reconoce a puras mujeres. La investigación que realizó Luvina, oriunda de Tonalá, fue acerca de la planta de la resurrección, con trabajos de extracción del ADN.
Convivir con personas de otras nacionalidades, admitió, es un reto; “la simulación es estricta y tal cual si fueran astronautas no pueden bañarse dentro del hábitat”.
“Creo que lo más emocionante fue poder trabajar mi experimento y conocer el de los demás, asimismo, compartir y convivir culturalmente; porque fue difícil, tenemos que aprender a cocinar para otros y en nuestra cultura mexicana la alimentación es distinta, yo no sabía que iban a comer ellas”, expresó.
Convivencia
“Nos tenemos que pasar toallas, tenemos que pasar champú seco para lavar nuestro cabello y muchas otras cosas que no podemos hacer como los astronautas que de verdad se van al espacio”, dijo en una conferencia frente varios infantes en la colonia Albania Alta.
Como buena turula, no puede dejar de lado su gastronomía; “unos camarones como los de la sopa nissin, pero con mayor porcentaje de proteínas… el chapulín, o el zats, son alimentos muy ricos y con alto contenido de proteína que nos pueden ayudar y son fáciles de transportar; en microgravedad hay muchas cosas que probar”, dijo.
Crece ciencia en Chiapas
Sostuvo que el estado va avanzando en ciencia y tecnología, enlistó a Spacer Gravity que tiene proyectos de nano satélites para mandar al espacio. También incursiona la ingeniera Lorena Rojas, una mujer inventora que ha ayudado a involucrar a más chiapanecos a las grandes agencias; o el ingeniero Luis, que estuvo en la NASA con el proyecto de los Mars Exploration Rover (MER).
A sus 36 años, madre de una niña de seis años, Luvina pertenece desde 2015, al Colectivo Conciencia y a los clubs astronómicos, proyectos científicos en los que trabaja para incentivar a más niños y niñas; inciden en lugares públicos, pues es fiel creyente de que, “entre más gratuito sea el conocimiento, más infancias se van a acercar a la ciencia”.
“Me siento muy contenta de ser chiapaneca, de ser de de Tonalá, de ser turula, porque creo que también tenemos mucha pasión, y sobre todo muy emocionada de poder incentivar a más niñas a que estén dentro de la investigación, de artículos científicos, de proyectos… recordemos que los sueños se cumplen”, concluyó.