“Nadie nace sabiendo ser papá o mamá”, es una de las frases inmortalizadas al momento de vivir un dilema familiar, no obstante, las redes sociales han representado una irrupción en la dinámica mundial; las nuevas generaciones llevan a cabo procesos diferentes de sociabilización, las cuales ingenuamente los puede conducir a ser víctima de un delito como la trata de menores.
Caza y pesca
La Policía Cibernética de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC), en el marco del Mes en Contra de la Trata de Personas pidió a la ciudadanía estar atenta debido a que se ha documentado la presencia de traficantes vía redes sociales.
Los delincuentes pueden utilizar dos estrategias de captación de víctimas denominadas “caza y pesca”. La primera consiste en recopilar los datos que las víctimas publican en su perfil para poder rastrearla. La segunda, es cuando los traficantes crean perfiles falsos y publican ofertas laborales para atraer víctimas.
Al ser padres y madres la posición es diferente, entender la dinámica de las nuevas generaciones para conocer personas puede ser desconocida debido a la distancia de épocas.
Al respecto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) considera a las redes sociales como herramientas parte de la vida cotidiana de muchos adolescentes.
“A pesar de que estar conectado a internet tiene muchas ventajas, muchos progenitores deben enfrentarse a la tarea de sortear los riesgos y se preocupan por cómo puede verse afectado el bienestar de sus hijos” puntualiza.
En México, 50 % de las niñas y niños entre seis y 11 años son usuarios de internet o de una computadora, en el caso de los adolescentes de 12 a 17 años, entre el 80 y 94 % usan la red o una computadora.
Desafortunadamente, internet también representa riesgos para la niñez y la adolescencia. Según las encuestas nacionales, 25% de los adolescentes de entre 12 y 17 años ha vivido alguna forma de ciberacoso en México. Además, las autoridades federales también han advertido de un incremento considerable de crímenes digitales, violencia en internet y tráfico de pornografía infantil durante los meses de confinamiento.
Atención
Ofelia López Rodríguez, madre de cuatro hijos de 21, 18, 14 y una hija de siete años, consideró cotidiano el uso de las redes sociales por parte de sus hijos mayores, aunque cada cierto tiempo les pide que no den su nombre, ni dirección; así como recalcarles la necesidad de no hablar con personas desconocidas.
También meditó sobre la presencia de la trata de menores vía redes sociales, en la cual afirmó la posibilidad de crear perfiles falsos para captar información; lo que puede conducir a delitos como secuestro.
“Cuiden a sus hijos, deberíamos estar un poco más al pendiente en lo que se están involucrando ellos” dijo.
La Unicef recomienda configurar controles parentales y filtros de búsqueda segura en el dispositivo que usan infancias y adolescentes en las aplicaciones digitales que utilizan. En especial para redes sociales y videojuegos, se debe configurar las opciones de privacidad más estrictas.
Además, es importante comprobar que el dispositivo tenga instalados programas de seguridad conocidos como firewalls, antivirus y bloqueadores de ventanas emergentes.
Vigilancia
Por su parte, Jesús Cruz, padre de un joven de 13 años y dos niñas de once años, comentó que es necesario una vigilancia cercana hacia el uso de dispositivos tecnológicos.
“La realidad es que yo estoy en desacuerdo que niños, al menos de la edad de mis hijos, tengan redes sociales, pero la verdad, de alguna forma es inevitable. Si vemos las redes sociales como Instagram, TikTok o Facebook, pues es posible de alguna manera que se le pueda restringir, pero en mi caso mis hijas pues ya tienen un perfil no con su nombre, pero tienen uno en el que se comunican con sus compañeras de la primaria”, compartió.
El hijo de Jesús es el único con WhatsApp de sus infantes, asimismo quien utiliza el dispositivo inteligente para jugar en línea. Aunque en un primer momento la decisión de dárselo fue para mantenerse en contacto entre familiares.
Para él es una realidad la trata de personas vías redes sociales, por tanto, deben existir mecanismos en cada familia para evitarlos. Por ejemplo, de forma discrecional tiene acceso a las conversaciones realizadas vía WhatsApp; en especial de la red social Instagram.
“Cuando son adolescentes platican de todo lo que te puedas imaginar; que niña les gusta, que niña no les gusta, pero si estoy observando esencialmente cuáles son las respuestas de mis hijos” manifestó.
Cruz también se fija en los números de cada contacto, así como la foto de perfil, pero en especial, trabaja en concientizar a sus hijas e hijo sobre las potencialidades de las redes sociales; ya que como padres siempre se mantienen alertas.
Otro mecanismo utilizado por la familia es la de alejar los teléfonos inteligentes por las noches, esto es con el fin de que no los utilicen a altas horas ni practicar situaciones que se les pueda salir de las manos.
“Estoy concientizándolos al mismo tiempo que supervisando sin que ellos hasta ahora sepan, para que cuando yo detecte algo extraño sea el primero de intervenir porque si les digo, oye voy a estar revisando tu teléfono, pueden eliminar las conversaciones, ocultarlas, no lo sé, hay cosas que se pueden hacer y no necesariamente las sabemos” expresó.
Capacitaciones
El padre de familia propuso una serie de capacitaciones por parte de las instituciones gubernamentales entre ellos y las infancias, esto con el fin de una concientización conjunta, así como fomentar el uso responsable de las redes sociales.
“Es difícil, en el mundo ideal debemos establecer una relación de confianza de nuestros hijos con nosotros, para que su primera protección seamos los papás. Yo, tal vez de pronto pienso que si los hijos ven que el papá y la mamá lo regañan no van a recurrir a ninguno”, detalló.
En particular, pidió la comprensión sobre sus actuaciones debido a la posición de protector que funge dentro de su familia; en vista de que son los hijos lo más importante que tiene un padre o madre.
Unicef
Al respecto, la Unicef pide llegar a acuerdos y establecer unas normas sobre cuándo y dónde pueden utilizar los dispositivos; fomenta que su uso sea por periodos reducidos y hacerles saber lo importante que es cuidar su privacidad y seguridad en redes sociales, así como hablar si sufren ciberacoso, grooming, sexting o si tienen alguna experiencia que les incomoda en internet.
Además, enseñar a mantener en privado su información personal, sobre todo ante desconocidos y explícales que deben evitar proporcionar su nombre completo, dirección o imágenes suyas o de su familia.
Un punto particular es instruir a la búsqueda de contenidos de calidad y guíalos para evitar su acceso a contenidos inapropiados. Los resultados se verán en la medida que se mantenga una comunicación abierta y de confianza; como lo mencionó Cruz.
Asegurarles, continúa la Unicef, de que comprenden el valor de las interacciones cordiales y solidarias y que un contacto inadecuado, discriminatorio o agresivo es inaceptable. Explicar la diferencia entre secretos buenos y secretos que hacen daño. También que sientan la seguridad para hablar de sus problemas con alguien de confianza, en un espacio donde puedan ser escuchados sin juzgarles ni culparles.
Comprensión
Francisco Robles, padre de una menor de 13 años, entiende la etapa difícil de la adolescencia, no obstante, el avance de la tecnología es una realidad y su uso se vuelve cada vez más cotidiano.
Robles recomendó estar atentos y atentas a los contenidos, debido a que son estos los que pueden conducir a ideas complejas y difíciles de manera para la edad.
“Mi hija se creó un correo desde hace años, a pesar de que su mamá le puso una aplicación para que a cierta hora ya no pudiera manejar redes sociales, encontró la manera de desbloquearlo. Hay que estar muy pendiente” advirtió.
El padre admitió el uso responsable de su hija hacia las redes sociales al ver documentales o apoyarse para realizar tareas, no obstante, siempre es necesario estar alertas.
“Ella comenzó a jugar y resulta que quedó en el quinto lugar nacional. Comenzó a hablar con personas de Venezuela, Brasil o Colombia; ahí es cuando puse atención. En particular, había una persona; que no tenia foto de perfil, que le empezó a preguntar datos personales, ahí fue cuando le quité el teléfono”, relató.
Robles consideró la acción necesaria, pese al enojo de su hija, posiblemente en un futuro podría comprenderlo, teniendo en cuenta el contexto y avance de la delincuencia organizada en otros rubros más allá del tráfico de drogas.
“Le bloqueé el juego y le quité el teléfono. Por ejemplo, existe el control parental pero los chamacos son muy hábiles para encontrar la forma de quitarlo”, añadió.
El padre recomendó la observación de las conductas como una pieza clave para comprender el uso por parte de los infantes hacia las redes sociales, ya que eso puede ser un denotativo de su aprovechamiento.
Alertas
Por último, la Unicef pide mantenerse alerta si tu hijo o hija parece preocupado o se muestra reservado durante sus actividades en internet, ya que esto podría ser un signo de que está sufriendo alguna forma de violencia.
Algunos cambios de comportamiento pueden indicar posibles situaciones de abuso sexual como: mal humor, angustia, pesadillas frecuentes, ansiedad, ira, introspección o depresión.
La niña, niño o adolescente también puede mostrar rechazo a una persona o actividad en particular, o incluso hablar de sexualidad con expresiones que no son adecuadas a su edad.
Así que, hay que estar atentos y si es necesario buscar la ayuda de especialistas.