Maíz comiteco podría desaparecer en 2060

Señalan escenarios desfavorables para la sobrevivencia del maíz en Chiapas, según los modelos climáticos evaluados hasta el año 2100. Diego Pérez / CP
Señalan escenarios desfavorables para la sobrevivencia del maíz en Chiapas, según los modelos climáticos evaluados hasta el año 2100. Diego Pérez / CP

El maíz comiteco, una de las razas endémicas más antiguas y emblemáticas de Chiapas, enfrenta un riesgo severo de desaparecer en menos de cuatro décadas. Modelos climáticos proyectan que si las tendencias actuales de temperatura y precipitación continúan, esta planta podría extinguirse para el año 2060.

Investigadores destacaron el trabajo para encontrar nuevas zonas de cultivo, como Los Chimalapas en Oaxaca, que permitan preservar esta especie y con ella el sistema agrícola tradicional de la milpa.

La advertencia fue realizada por la investigadora Tamara Rioja Paradela, especialista en Ecología y Desarrollo Sustentable, quien señaló que esta posible pérdida no solo afectaría a los agricultores locales, sino que pondría en riesgo a la milpa, un sistema agrícola milenario que integra maíz, frijol, calabaza y otros cultivos.

“Perder el comiteco significaría romper una cadena de conocimientos heredados durante generaciones. La milpa, tal como la conocemos, podría desaparecer”, subrayó.

Frente a este escenario, un grupo multidisciplinario de científicos ha iniciado una investigación para identificar nuevas áreas donde el comiteco pueda sobrevivir fuera de su hábitat natural.

De acuerdo con Rioja Paradela, los modelos computacionales han identificado que zonas como Los Chimalapas, en Oaxaca, presentan condiciones ambientales adecuadas para su cultivo, incluso hacia finales del siglo XXI.

Los modelos climáticos evaluados hasta el año 2100 muestran consistentemente escenarios desfavorables para la sobrevivencia del maíz en Chiapas.

Sin embargo, trasladarlo a regiones con altitudes, temperaturas y niveles de precipitación similares podría evitar su desaparición.

Ante esto, especialistas continúan el trabajo de recolección de mazorcas comitecas y realizando pruebas de germinación en laboratorio.

Por su parte, las semillas están siendo sometidas a condiciones de estrés hídrico y térmico, simulando los ambientes que se prevé dominarán en las próximas décadas.

“El objetivo es evaluar si puede adaptarse fuera de su territorio de origen y conservar este patrimonio biológico y cultural”, explicó la investigadora.

Este proyecto también busca convertirse en un modelo de conservación para las otras nueve razas de maíz nativas de Chiapas, que forman parte del legado agrícola mesoamericano.

Rioja Paradela destacó que, además de buscar nuevas zonas de cultivo, es indispensable proteger esos territorios para las siguientes generaciones.

“No basta con saber dónde puede sobrevivir; debemos garantizar que esos lugares no sean devastados por la deforestación o el cambio de uso de suelo”, afirmó.