Manglares de Chiapas y Guatemala afectados

Durante el evento plantearon la necesidad de fortalecer los proyectos de reforestación y atender la degradación ambiental. Víctor Sánchez / CP
Durante el evento plantearon la necesidad de fortalecer los proyectos de reforestación y atender la degradación ambiental. Víctor Sánchez / CP

La deforestación, el mal manejo de cuencas, invasión de cultivos y los incendios, son los más graves y persistentes problemas que enfrentan los manglares de las zonas costeras de Chiapas y Guatemala, afectando incluso a áreas naturales protegidas, advierten investigadores del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur). 

Simposio

En el marco del Tercer Simposio de Manglares, realizado en Guatemala, plantearon la necesidad de fortalecer los proyectos de reforestación y atender la degradación ambiental que enfrentan los ecosistemas marino-costeros.

Cristian Tovilla Hernández aseguró que el mal manejo de las cuencas y las malas prácticas en las zonas de manglares, han llegado a las áreas protegidas, como la biósfera La Encrucijada en Chiapas y Manchón Guamuchal, que comparten México y Guatemala, en donde las afectaciones han sido por obras de dragado, deforestación e incendios. 

A su vez, Víctor Manuel Velázquez Durán advirtió que “el modelo de desarrollo productivo agrícola en México y Guatemala, en este caso el enfocado a la palma de aceite, ha invadido las zonas de mangle en los humedales de la costa del Pacífico”. 

“El mal manejo de la cuenca hidrográfica, junto a la expansión de estos cultivos, ha propiciado la contaminación del agua por agroquímicos, y la deforestación en distintos niveles, que como consecuencia resulta en un azolvamiento de los espejos de agua”, señaló.

Reducen profundidad

Dijo que esos efectos reducen la profundidad de las lagunas costeras y contaminan los cuerpos de agua, lo cual impacta directamente en la dinámica del ecosistema y del sector pesquero de las comunidades, disminuyendo la biomasa y desplomando el stock pesquero, sin mencionar los efectos de los agroquímicos en los organismos capturados.

El investigador destacó que “en Guatemala existe un fuerte abandono, por parte de las instituciones gubernamentales, hacia las comunidades pesqueras artesanales de la costa del Pacífico; mientras que en México, el capital social comunitario construido a través de las sociedades cooperativas y la formación de redes de colaboración con universidades, instancias gubernamentales y ONG, favorece la construcción de instituciones locales para un aprovechamiento sustentable de los recursos pesqueros: Zonas de refugio, vedas, tallas mínimas, distribución equitativa en el acceso al recurso”.

Tovilla Hernández consideró que es urgente repensar las políticas, que han derivado de la expansión de los monocultivos en los humedales de las planicies costeras de Guatemala y Chiapas, en donde se producen materias primas de exportación, aunque con la grave contaminación de los ríos y fuentes de agua.